No puedo creer que vaya a usar ésto.
—¡Dale, Teo! —Gritó Olivia desde afuera.
Suspiré mirándome al espejo del vestidor. Nos quedamos boludeando toda la mañana y ahora estábamos apurados para ir a la gala.
Vinimos a un lugar dónde solo venden trajes elegantes, y justo ahora tenía uno negro. No me veía tan mal, pero era nuevo.
Si por mí fuera tiraba el traje y me iba corriendo a ver una serie en Netflix, pero ahora ella estaba afuera esperándome.
Salí y la vi mirarme con una sonrisa, sus ojos se iluminaban cuando me miraban y eso me hacía sentir demasiado especial.
Pelotuda hermosa.
—Te ves precioso, más que nunca. —Dijo.
Yo no podía creer que ella dijera eso sabiendo que ella estaba mil veces más hermosa. Osea, era Olivia, que naturalmente era hermosa. Pero llevaba un vestido que la hacía lucir mejor que las estrellas.
Su cabello estaba recogido en un hermoso peinado, lo cual hacía que el collar en su cuello le luciera aún mejor, al igual que sus aretes.
—Que hermosa sos.. —Susurré antes de tomarla por la cintura.
—Dale, Teo. Vamos. —Dijo ella con una sonrisa.
—Sos preciosa. —Susurré en sus labios.
—Dale. —Dijo ella nerviosa.
Sonreí antes de depositar un fugaz beso en sus delicados labios.
—Vamos. —Dije antes de tomar su mano.
(...)
Miré a Olivia nervioso mientras entrábamos al lugar, era demasiado elegante, incluso más de lo que pensé que iba a ser.
En seguida nos ganamos varias miradas, claro, sabía que era por Olivia. Y no los culpaba, era la más hermosa de todas.
—Hola, nena. —La saludó Sam.
—Hola. —Dijo con una sonrisa.
—Hola, amigo. —Me saludó él y yo la saludé con una sonrisa.
Luego de intercambiar unas palabras con mi novia, nos indicó donde sentarnos. Era una mesa redonda en donde solo estaban sentadas tres personas, y para mi mala suerte, se trataba de Marlon. A su lado había una morocha que probablemente también era modelo, y a su otro lado estaba la chica que había tratado de intimidar a Olivia en el camerino.
—Hola. —Dijo Olivia con una pequeña sonrisa, a lo que yo repetí lo mismo.
Ellos correspondieron el saludo y los dos nos sentamos en silencio.
—¿Todo bien? —Preguntó Marlon.
—Bien. —Respondí cuando vi que Olivia se quedó en silencio.
—Tu novia se ve genial. —Dijo ganándose una mala mirada de la rubia.
Y probablemente no era la única que lo miraba mal, porque no entendía para qué me decía eso.
—Se ve preciosa, como siempre. —Dije.
Ella tomó mi mano y la miré antes de respirar lentamente, no le iba a cagar la noche ni en pedo.
—Sí, eso creo. —Dijo antes de mirar a otro lugar.
Si estuviéramos en el barrio ya lo habría re cagado a piñas.
