—Te amo, te amo, te amo. —Dijo él antes de besarme.
Había estado re pesado en la noche pero a mí no me molestaba, tenía que admitir que estaba demasiado enamorada de él.
Aunque no era algo que debiera admitir, se que se notaba a simple vista.
—Chau. —Le dije y él alzó una ceja. —También te amo, denso.
—Bue'. —Me levantó el pulgar antes de caminar con Ignacio y Santi al elevador.
Santi estaba dormido en los brazos de su papá, mantenía durmiendo.
Yo me reí antes de caminar hasta mi penthouse y cerré la puerta detrás de mí. Sentía los nervios en mi estómago, no tenía hambre y en cualquier momento vomitaba de lo ansiosa que estaba.
Él tenía que irse a entrenar desde temprano para el partido, iba a compartir con su grupo y bueno, todo eso me parecía muy sano.
Quería que hoy fuera un buen día para él, que se riera con sus amigos, que abrazara a su técnico, que ganara el partido y que todo fuera bien en general, así al finalizar solo era algo más que lo hacía feliz. Un día perfecto.
—¿Segura pastas? —Preguntó el hombre del otro lado del teléfono.
Miré las pastas, a Mateo le gustaban mucho.
—Sí.. creo que dos platos, yo quiero uno con queso y pollo, a él le gusta con atún. —Dije mientras veía la imagen de las pastas en mi celular.
No me iba a joder la existencia por un día que no cumpliera con mi dieta, cuando vi la imagen se me hizo agua la boca. Darse un gusto de vez en cuando estaba bueno.
Terminé de dictar la comida para la cena y comencé a joder en mis redes sociales. Suspiré al ver a Georgina, había publicado una foto diciendo que iba ya para el partido.
No sé por qué me hacía tanto mal pensar que ella fuera a ese partido, al final cuando yo fui solo tuve que asistir desde los puestos VIP, ni siquiera conviví con los jugadores.
Pero sí con Nacho. Ay, ojalá no hable con Santi.
Negué con la cabeza y solté el celular.
No me quería llenar de malas vibras.
Día perfecto. ¡Día perfecto!
Salí de las redes sociales y me propuse no ver más en el día las noticias ni las redes sociales.
Me levanté de la cama porque tenía cosas más importantes que hacer. Me levanté y fui por ese vestido que nunca me puse.
Aquel vestido plateado que alguna vez Mateo dijo que era hermoso.
No fue alguna vez, fue a mi casa y se lo modelé, nunca más lo toqué desde entonces.
Lo puse en la cama junto con el collar que él me regaló, y me fui a bañarme porque ni eso había hecho aún.
La imagen en multimedia<3
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