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—Quiero ir a la fiesta de tu hermano. —Dije.

Mateo frunció el ceño.

Estábamos en el recreo, y había vuelto a juntarme con él como antes, me había dado cuenta que realmente era una gran persona.

Quería ser como él.

—¿Qué, me la perdí ya? —Pregunté.

—No, solo que ya me habías dicho que no. —Dijo Mateo.

—Es que estoy castigada. —Dije y él alzó ambas cejas. —Me daba pena decirte.

—¿Se enteraron que te escapaste? —Preguntó.

Asentí con la cabeza.

—Mi padrastro viene por mí a la salida. —Dije y Mateo hizo una mueca.

—Hoy es la fiesta. —Avisó.

—¿Hoy?

—¿Qué acabo de decir? —Me miró mal.

—Bueno, hablá mejor porque no te entendí. —Dije molesta.

—Yo hablo bien, vos que tenés esos oídos todos sucios. —Dijo y yo lo miré mal antes de empujar su pecho.

Mateo largó una carcajada.

—Mirá como te ponés cuando te enojas. —Dijo.

Rodé los ojos tratando de ignorar lo mucho que me gustaba que me tratara así.

Los últimos días me he estado haciendo la boluda con esos latidos acelerados cada vez que lo veo.

—¿Qué tanto te afecta que nos escapemos del colegio? —Preguntó.

Arrugué el ceño sin entender.

—Solo responde. —Alzó los hombros.

—Si mis papás se enteran se van a molestar. —Dije.

—¿Y eso es muy malo? —Preguntó.

Estiré mi boca hacia un lado haciendo una mueca, pensativa.

—Si te escapas del colegio conmigo, ¿qué tanto te gustaría? —Preguntó.

Lo miré de reojo.

—Mucho. —Dije honesta, aun así, en un susurro.

—Bueno, compara lo mucho que te gustaría escaparte conmigo, y las consecuencias. ¿Son demasiado malas como para no hacerlo? o, ¿no es lo suficientemente atractiva la idea como para hacerlo? —Dijo mirándome.

Me quedé en silencio pensativa, no lo sabía.

Mentía, no lo sabía, pero me daba miedo tomar esa riesgosa decisión de poner lo que quiero primero.

—Bueno. —Sonreí. —Sos una mala influencia.

Él rió. —Sabés que no.

El timbre sonó. Restaban dos horas más de clase.

—Entonces, ¿vamos? —Cuestionó.

—¿Y cómo lo haremos? —Pregunté.

—Dejámelo a mí. —Dijo y yo asentí.

Caminé con él por el colegio hasta quedar por un extremo del colegio donde yo nunca había ido y en donde dudaba que alguien hubiese ido alguna vez.

Abrí mi boca cuando vi que la reja tenía un hueco.

—Por acá me escapo. —Dijo.

—¿Vos hiciste eso? —Pregunté.

Él palmeó su frente antes de reírse.

—Claro que no, boba. —Dijo y tomó mi mano.

—Boba. —Repetí en reproche saliendo con él. —¿Tomamos un taxi?

—Mi casa está cerca. —Dijo él y asentí.

Miré nerviosa nuestras manos y desvié mi mirada cuando me di cuenta que Mateo se había percatado de mis nervios.

Él solo sonrió mientras seguíamos caminando. Mateo a veces me decía cosas coquetas, pero no sabía si lo decía en broma o lo decía en serio.

—Mateo.

Una voz hizo que nos girarámos, me puse totalmente seria al ver de quién se trataba.












Bueno, 4 caps le mandé<3

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