¿Cómo me había encontrado?
Rodé los ojos y miré a Mateo.
—¿Te acompaño? —Preguntó.
—No. —Negué rápidamente.
Él me miró confundido. —¿Por qué?
—Porque no. —Dije estresada.
—Somos novios, y aún no los conozco.. a tus padres. —Dijo él.
Miré a el hermano de Sam, quién desvió su mirada enseguida. Volví a mirar a Mateo.
—No es el momento de hablar de eso. —Dije seria.
Mateo ahora estaba serio, y me ponía mal porque éste tenía que ser un gran día.
—Tu padrastro te está esperando. —Dijo.
—Mateo..
Él miró a otro lado y yo tomé su mano antes de jalarlo un poco a un lugar más depejado.
Miré una vez más hacia Adrián pero éste seguía en su lugar, con sus manos en sus bolsillos y con su mirada fija en mí.
—Tengo que explicarte algo. —Dije.
Él me miraba aún serio, solo que esta vez se veía triste.
—Lo nuestro es serio, ¿no? —Dijo cuando me vio en silencio.
—Sí, claro que sí. —Dije. —No pensés cosas que no son, Mateo.
—¿Entonces? —Preguntó.
—¿Puedo ir primero donde Adrián? Te juro que te voy a explicar todo. Es solo que es complicado. —Le dije.
Mateo me miró fijamente sin ninguna expresión y finalmente asintió.
Me alejé de él y comencé a caminar hasta donde Adrián.
—Hola. —Dijo sin sonreír cuando me vio.
—¿Cómo me encontraste? —Cuestioné.
—Bien, ¿y vos? Tu mamá nos espera en la casa. —Dijo él.
—¿Tienen un plato más? Porque planeo llevar a mi novio. —Dije mirándolo fijo.
Él alzó una ceja y sonrió.
—¿Novio? —Rió secamente.
—Sí, mi mamá lo sabía ya. —Dije y él asintió apretando los labios.
—Ese no es un chico para vos. —Dijo.
—¿Y por qué me darías tu opinión? No quieras fingir ser mi padre ahora. —Dije molesta.
—¿Fingir ser tu padre? —Frunció el ceño. —¡Olivia! ¿Qué rayos he sido sino un padre?
—No, maldita sea. Tengo muchas cosas que agradecerte, por el dinero, por la comida, por hacer feliz a mi mamá. Pero nunca has sido mi padre. ¿Alguna vez me llevaste al parque? O, ¿celebraste mi cumpleaños? ¿alguna vez tuviste una charla conmigo que no se tratara sobre mis obligaciones? —Dije.
—Lo siento por no ser lo que esperabas. —Dijo él. —Pero aunque para vos no sea un padre, yo soy quien mantiene el hogar, y esa ropa que tienes puesta es por mí, tus oportunidades en las agencias ¡son por mí! Así que lo mínimo que te pido es que me respetes. —Dijo él.
Yo respiré profundo y una lágrima cayó por mi mejilla, la cual limpié enseguida.
No quería plata, quería amor..
—No me voy a negar a que estés con él si es lo que pensás. Pero traelo a casa al menos, no podés salir con un chico sin siquiera presentarlo. —Dijo él. —Decile que vamos a cenar a casa.
Abrí mis ojos sorprendida.
—¿Es enserio? —Pregunté.
—Sí, es enserio. —Dijo y sonrió. —Solo espero que sea un buen pibe.
No tenía palabras, no podía creerlo.
—G-genial. —Dije. —Ya regreso..
Él alzó los hombros antes de meter sus manos en sus bolsillos.
Me di la vuelta y volví hasta donde Mateo, que estaba sentado al lado del “caza talentos” hablando.
Me senté un poco alejada, esperando a que terminaran la conversación para entonces poder hablar.
—Hablamos bien otro día, entonces. —Dijo aquel hombre antes de levantarse. —Adiós.
Mateo se acercó hasta mí, las gradas ya estaban prácticamente vacías.
—¿Y? —Dijo Mateo.
—¿Recordás cuando el día de la fiesta de tu hermano te dije que estaba castigada? —Pregunté.
—Sí, pero, ¿qué tiene que ver? —Preguntó.
—No estaba castigada. —Dije y él frunció ligeramente el ceño. —Ellos descubrieron que me estaba escapando de casa con vos y me prohibieron volver a salir con vos.
Él bajó un poco la mirada y luego me miró a mí haciendo una mueca.
—¿Me odian? —Preguntó.
Sonreí y negué con la cabeza.
—Creí que lo hacían pero no por lo visto. —Dije. —Quieren que vayas a cenar. —Le indiqué.
—¿Enserio? Genial. —Sonrió.
Él me iba a besar pero creo que al darse cuenta de que nos miraba Adrián se arrepintió.
—Luego te re como la boca. —Dijo mordiéndose el labio.
Holaa, re tarde pero igual hago el maratón. Ya sea para las que estén activas ahora o para las que se despierten y lo lean mañana.
1/3❤️
