Era domingo y estaba hablando con Mateo por teléfono, era tarde pero ya me había organizado el cabello y maquillado por suerte.
Sí, hoy era la cena con Medina. Así que lo único que me faltaba era vestirme, así que por ahora solo estaba hablando con Mateo.
—¿Y como tenés la mandíbula? —Preguntó él.
Ya le había contado lo de la oportunidad con la agencia americana, y las condiciones.
—Ya se me desinflamó. —Dije alegre.
—No la vayás a cagar, eh. —Dijo él riendo.
—Que fe me tenés. —Dije rodando los ojos.
—Era joda, pero mirá si te caés desfilando. —Se rió.
Yo me quería enojar pero me daba risa, era tan pelotudo.
—Bueno, se me hace tarde. —Avisé.
—¿Para qué? —Preguntó.
—Tengo que ir a una cena con unos amigos de mi mamá y de mi padrastro. —Dije. —Van a decirles lo del embarazo.
—Genial. —Dijo Mateo.
—Sí, no sé que ponerme. —Dijo.
—Y con toda la ropa que tenés ¿cómo no vas a saber que ponerte? —Dijo confundido. —Yo voy a salir con Ignacio y me voy a poner la ropa de siempre.
—Y por lo mismo, de todas esas no sé cual elegir, tonto. —Dije obvia.
—Bue, andá a pelearle a otra persona. —Dijo Mateo. —A mi solo cosas bonitas.
—Pelotudo. —Le dije en joda.
—Pelotuda hermosa. —Repitió aquello que dijo la otra vez y sonreí.
—Te odio. —Dije aún con esa sonrisa.
—Yo más.. —Musitó.
—Adiós. —Corté.
Pegué el celular a mi pecho mientras miraba el techo con una sonrisa
Me levanté y fui hasta el clóset, miré mi ropa, no sabía si usar una pollera o un vestido, pero me fui por el vestido, me parecen más elegantes y me hacen sentir más hermosa.
Miré uno por uno y me detuve en el que Mateo había elegido el otro día. Nunca lo había usado.
Lo bajé y volví a mirarlo bien.
No era una ocasión tan importante para usarlo, y menos luego de que Mateo lo eligió, siento que de la nada se volvió aún mas importante.
Al final terminé agarrando un vestido color esmeralda, casual pero elegante, llegaba a la mitad de mis muslos y era un poco ajustado a mi cuerpo, al menos no lo suficiente para ceñir mis curvas, y lo acompañé con unos tacones negros. Me puse unos aretes color esmeralda también y usé un labial color vino.
—Ya estoy. —Bajé de mi habitación.
El cabello lo había dejado suelto porque no quería verme demasiado elegante tampoco.
—Andando. —Dijo Adrián antes de salir de casa.
Salí tras él mientras veía como mamá apagaba las luces.
Me subí en la parte de atrás, mientras que mamá se subió en el puesto de copiloto.
—Vamos a tiempo. —Dijo mi mamá orgullosa.
Miré la hora en mi celular para rectificarlo, y justo me cayó un mensaje al ig.
camilo.moretti_
Estoy ansioso ;)
6/? Si por mi fuera nos vamos para los diez jajajaja.
Ay ay ay, c viene picante la cosa deaa.