—Ahí, ponelo ahí. —Le dije medio irritada.
Estaba indicándole a Mateo donde poner sus cosas, pero me cansaba de repetirle lo mismo.
—Prestá más atención. —Dije y él hizo una mueca antes de sentir.
Se había venido ya hace tiempo pero deja todo en la maleta, le da paja hasta sacar ropa de una maleta.
No me puedo quejar sin embargo de su compañía, es la mejor, y sentía que la necesitaba demasiado.
—¿Hoy les damos la noticia, no? —Cuestionó Mateo.
El tiempo pasaba demasiado rápido y yo ya tenía seis meses de embarazo. Mi panza había crecido más, pero Mateo siempre me hacía sentir amada, incluso en esas veces que yo no lo hacía, él estaba ahí diciéndome palabras hermosas y mirándome como nadie me miraría jamás.
Y bueno, fuimos al médico ayer y ya sabemos el género del bebé.
Hoy Pedro vendría a una cena así que veía muy oportuno el momento para decirles.
—Claro. —Dije con una sonrisa.
Él mordió su labio inferior y se acercó a mí hasta depositar un beso en mi mejilla.
—¡A desayunar! —Entró Liz a la habitación antes de acercarse a Mateo. —Hola, feo.
—Ey, pará de descansarme y andá a lavarte los dientes. —Dijo Mateo, a lo que mi hermana lo miró ofendida.
A Liz la llevaron hace una semana por una carie en su diente, y Mateo la jode con eso.
—¡Ya me los lavé! —Dijo enojada haciendo que Mateo ría.
Así mismo era con Santi, no entiendo que le gusta de joder a los nenes.
—Ya bajamos a comer, Liz. —Dije.
Ella salió sin dejar de mirar mal a Mateo, y éste la miraba enternecida.
Aunque pelearan sabía que se querían, igual con los demás integrantes de mi familia. Por suerte Adrián y mi mamá se llevaban bien con él, y viceversa.
Mi mamá lo quería ya como un hijo, lo cuál me sorprendía. A Adrián le gustaba ver partidos con Mateo y a veces se ponían a dialogar de temas triviales, pero a veces le pintaba la de padre celoso, no sé que onda.
Igual con Mateo no era como que andábamos a los besos por la casa, porque a parte como quedamos antes, estábamos yendo lento, más bien, a un ritmo muy tranquilo.
Y sentía que estaba bueno, porque estos últimos tres meses que hemos ido suave, me parece que realmente fueron clave para estructurar muchas cosas que quizá sin darnos cuenta se habían derrumbado.
¿Y qué podía decir? Simplemente que cada vez lo amaba más.
Porque de nuevo lo sentía como no solo el chico que me gustaba o “mi novio” cosa que ni siquiera éramos; lo veía como la persona en quien podía confiar, mi mejor amigo, quien me hacía reír, con quien quería pasar todo mi tiempo, porque podíamos estar mucho tiempo sin aburrirnos, hablando, cocinando, en la piscina, en el parque, viendo tele o.. sí, robándonos besos de vez en cuando.
Él es el momento perfecto en el que quiero estar para siempre.
—Te amo. —Dijo Mateo sacándome de mis pensamientos. Sonreí antes de recibir un beso de su parte. —Se va a enfriar la comida.
Holaaa. Dos caps y se terminaaa.😬😬😬