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Miré a Mateo nerviosa.

—¿Así te gusta que nos vean? —Preguntó y yo sentí mis mejillas calentarse.

—Claro que no. —Dije sacando sus manos y haciéndome la indiferente.

Aunque tuviera presente que había provocado algo extraño ese solo contacto.

Tragué saliva y él levantó una ceja mirándome.

—¿Y ustedes que onda? —Preguntó Ignacio mirándonos junto con los pibes del equipo.

—Nada. —Dijimos Mateo y yo al unísono.

Los chicos se rieron y yo arrugué el ceño mirándolos mal. Iba a cuestionarles la razón de su risa cuando sentí un pequeño toque en mi hombro.

Me giré y miré al pibe bonito que me había estado mirando en el partido.

—Hola, linda. —Dijo extendiéndome su celular para que registrara mi número.

Alcé una ceja. No iba a sacarme el número tan fácil.

Iba a hablar pero Mateo se me adelantó.

—Wacho, rajá de acá. —Dijo serio.

—Uh, no sabía que.. —No terminó de hablar, pues se fue.

Miré a Mateo alzando una ceja mientras los chicos se reían.

—Yo podía deshacerme de él sola. —Dije soberbia.

—Bueno, solo te ayudé. —Dijo Mateo levantando los hombros.

Decidí restarle importancia y me senté junto con los demás. Ellos comenzaron a hablar entre sí pero habían muchas cosas que no me causaban gracia, y bueno, era una charla de chicos.

—Olivia. —Dijo un pibe en el grupo. —¿Querés venir a una joda que haremos a la noche?

Mateo rió seco.

—Dejala, no es esa clase de chica. —Dijo él.

Arrugué el ceño. Nadie decide que clase de chica soy yo.

—Claro que voy. —Dije mirando a Mateo.

Él me miró como: "¿En serio?"; y negó con la cabeza.

—Soy muy divertida aunque no lo sepan. —Aclaré.

—Eso lo averiguaremos esta noche. —Dijo Ignacio y Mateo asintió.

Tendría que escaparme hoy a la noche una vez más. Porque mis papás se morirían si se dieran cuenta de que iba a una de esas jodas, porque consideraban que solo los chicos rebeldes iban.

Justo recibí una llamada y vi que era de mi padrastro. Simplemente puse el celular boca abajo en mi pierna esperando a que colgaran.

—¿No vas a atender? —Preguntó Mateo.

Negué con la cabeza simplemente aunque Mateo seguía mirando mi celular.

—Hola. —Dijo una chica llegando hasta nosotros.

Los pibes la saludaron alegres, se les veía muy contentos de verla allí.

Yo la miré apenas de reojo, hasta que ella me miró y giré a mirarla completamente, parecía que estaba sorprendida de verme ahí. Yo no la conocía.

Ella no dijo nada, solo me miró un poco mal y se puso a hablar con los chicos. Tomé aire, no quería arruinar lo que parecía ser que venía bien.

Pero estaba muy incómoda.

—Creo que me voy ya. —Dije levantándome.

—Vamos. —Dijo Mateo levantándose también.

—¿Te vas ya? —Preguntó Ignacio.

—Deberías quedarte con tus amigos. —Sugerí.

—Sí, siempre te quedas a.. ¡aush! —Ignacio se vio interrumpido por la pequeña patada que Mateo le dio.

—Mi papá me necesita y aprovecharé para llevar a Olivia a su casa. —Dijo él.

Todos asintieron y me fue imposible no notar la expresión de disgusto de la chica.

Si no estuviera con Mateo le habría dicho varias cosas. Y ese hecho me preocupaba, ¿qué tanto me importaba Mateo?









Me voy a dormir recién jajaja, las amo.<3

Mess [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora