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—¿Eh?

Asentí con la cabeza.

—Es demasiado obvio que te gusta, así que aunque él y yo seamos por ahora solo amigos te aviso que sí me gusta. —Dije clara.

—¿Entonces..? —Alzó una ceja.

—¿Entonces? No te metas. —Dije obvia.

—Ah. —Sonrió. —¿Por qué? A las dos nos gusta, las dos estamos en todo nuestro derecho de intentarlo.

—¿Sabés qué? Hacé lo que querás, después le decís a Mateo que gracias a mí estás acá, y ni siquiera podés respetar. —Dije algo molesta.

—¿Y por eso te debo dejar el camino libre con Mateo? ¿qué más, te doy los papeles de mi casa? —Dijo y yo rodé los ojos, ni al caso.

Una pelotuda es.

—Sabés qué. —Dije y ella alzó ambas cejas con una sonrisa. —Intentalo, pero con ganas.

—Eso pienso hacer. —Dijo y suspiró.

Rodeé los ojos y me di la vuelta para irme.
Cuando llegué al auto vi ahí a Elizabeth, mi chófer.

—Dante y Marceline se fueron antes. —Informó y yo asentí suspirando antes de entrar.

Esos tontos.

Me metí al auto y miré mi celular, Mateo no respondió mis mensajes y ya no lo iba a hacer hasta un buen rato porque ya debía estar en el partido.

—¿Podés ponerme el partido del Milán? —Pedí.

Elizabeth asintió y en la pantalla del auto comenzó a transmitirse éste.

Ambos equipos luchaban por el dominio del balón para poder anotar un gol, el partido iba dos a uno (2-1) lamentablemente perdiendo el equipo de Mateo.

La verdad es que estaba estresada por la actitud que tuvo la perra de Georgina, pero mis pensamientos y preocupaciones se desvanecieron para darle espacio al partido y brindarle justamente toda la atención a éste.

Sonreí cuando vi que enfocaron a Mateo, mordí mi labio inferior, así sudado y concentrado se veía bien.

Solté un grito de celebración cuando vi como anotó un gol, sabía que para él este partido era muy importante.

Miré con una sonrisa a Mateo que celebraba con su equipo, sin embargo, su sonrisa se desvaneció haciéndome confundir.

Enseguida la pantalla me puso en contexto, avisando que el árbitro estaba anulando el gol.

Me quejé enseguida ya que apareció la repetición del gol, según el árbitro estaba adelantado pero el narrador apreciaba la escena repetidas veces diciendo que para él no era así.

—Hay disturbio en la cancha, Mateo Palacios expresa su molestia hacia el árbitro.. ¡Uy! Eso va para sanción. —Dijo el narrador.

Yo miré preocupada como Mateo estaba rojo y le reprochaba la acción al árbitro, y cuando quiso empujarlo un compañero lo tomó de los brazos evitándolo.

Mateo se soltó del agarre para salir de la cancha.

Ey. Vamos para el estadio. —Le dije a Elizabeth.

Ella me miró por el retrovisor y asintió.

Mordí mi labio inferior preocupada, necesitaba ir donde Mateo, se le notaba afectado por eso.

Cuando estuve afuera del estadio le envié un mensaje a Mateo avisando que estaba afuera.

Los chulitos azules no tardaron en responder, a lo que él solo me respondió con un “voy”.

Suspiré mirando por la ventana.

Recibí un segundo mensaje del morocho diciendo que había logrado salir pero que no me veía. Le dije rápidamente donde estaba ubicada porque si lo veían a él probablemente se iba a armar un quilombo con todos los hinchas que habían afuera.

Sonreí cuando vi a el morocho viniendo hacia el auto, abrí la puerta rápido y lo dejé entrar, lo cuál el hizo antes de cerrar la puerta.

Detallé su rostro, dándome cuenta de que estaba algo rojo por el enojo y que sus ojos estaban cristalizados, no me miraba, sus ojos estaban fijos a un costado, con un pequeño puchero.

Me daba pena y ternura.

—Amor.. —Susurré mirándolo antes de poner mis manos en sus mejillas.

Él me miró y una lágrima salió de su ojo.

—¿Qué pasa, estás enojado? —Pregunté como si es que él fuera un niño.

Él asintió antes de limpiar su lágrima.

—Es injusto. —Dijo molesto, con la voz quebrada.

Mi amor.

—Claro que sí, vos lo hiciste bien. —Le dije a él.

Mateo sonrió mientras limpiaba otra lágrima, me miró a los ojos y yo sonreí.

—No puedo creer que vinieras. —Dijo antes de abrazarme.

Mis manos fueron a su espalda y la acaricié mientras sentía su respiración en mi cuello.

—Te amo. —Dijo Mateo.

Creo que mí corazón salió de mi pecho.

—Ay. —Sollozó por lo bajo en mi pecho mientras sentía este mismo húmedo. —Te amo demasiado.

Sonreí mientras sentía mis ojos mojados.

—Te amo más. —Dije segura.









Holaaaa<3 me estoy muriendo picada por los mosquitos😫😭

Mess [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora