—¡Olivia!
Abrí los ojos al escuchar aquel grito acompañado por los golpes en la puerta, levanté la cabeza de mi almohada y vi a Mateo a mi lado dormido.
Entré en crisis sin saber que hacer, y los golpes incesantes en la puerta no me dejaban pensar en paz.
—¡Podés dejar de golpear como una loca! —Grité molesta.
Mateo abrió los ojos en ese momento adormilado.
—¿Qué pasa? —Preguntó con voz ronca.
Lo detallé bien y suspiré viendo lo bonito que se veía con el cabello desordenado, sus labios hinchados y vaya.. su torso desnudo.
—¡Olivia! —Gritó.
Cerré los ojos con fuerza.
—¡Ya me desperté! —Dije molesta.
—Y abrí. —Dijo ella.
—¿Es tu mamá? —Se sentó en la cama.
—Sí. Escondete debajo de la cama. —Le dije.
Él se rió silenciosamente antes de hacerme caso. Miré su camisa en la cama y la tiré debajo.
Me acerqué a la puerta y ella estaba ahí cruzada de brazos.
—¿Por qué tardaste tanto? —Preguntó ella.
—Porque estaba dormida, quizá. —Dije frunciendo el ceño.
—Como sea, tenemos que hablar y está demasiado tarde para que andés durmiendo, te van a dar ojeras. Abajo está el desayuno servido, estoy demasiado estresada así que si bajás rápido te lo agradecería. Sabés que tu papá le gusta que comamos juntos. —Dijo antes de darse la vuelta.
—No es mi papá. —Dije frustrada. —Y buenos días.
Cerré la puerta y le puse seguro.
—Salí. —Le dije.
Mateo me miró y sonrió se puso la camisa y se estiró.
—Que buena manera de comenzar el día. —Dijo él y yo negué con la cabeza. —¿Alguna idea?
—Esa, creo. —Miré la ventana. —No creí que vendría tan temprano.
—No pasa nada. —Dijo él. —Dormí muy bien de igual forma.
Él agarró su celular y luego de guardarlo bien se acercó a la ventana.
Miré y bufé cuando vi que había una mujer en la ventana, pero en cuanto desapareció yo le hice seña a Mateo.
—Es ahora o nunca. —Le dije.
Él visualizó bien como iba a bajar y finalmente salió por la ventana.
—Te quiero. —Dije en voz baja, esperando que él leyera mis labios.
Mateo me sonrió y luego hizo un signo pajero apoyando su lengua contra su mejilla.
—Idiota. —Me reí antes de cerrar la ventana.
Entré al baño y me cepillé, tomé una ducha rápida y luego de vestirme bajé para desayunar.
Adrián estaba mirando su celular y suspiró cuando me vio llegar hasta la mesa.
—Buenos días, familia. —Dije.
Mi mamá se acercó y dejó las bebidas sobre la mesa ya que era lo único que faltaba.
—¿Cómo te fue ayer? —Preguntó Adrián.
—Bien. —Dije con simpleza.
Mamá no estaba de humor para aportar en el tema, por lo que comimos en silencio.
—El domingo tenemos la cena con Medina. —Dijo Adrián cuando la comida ya había desaparecido de nuestros platos.
—¿Ya están de vuelta? —Pregunté.
—Sí, Camilo está muy ansioso por verte. —Dijo mi mamá, hablando por fin con una sonrisa.
Alcé ambas cejas y no dije nada porque sabía que le molestaría un comentario negativo, y que además, ella le gustaría que seamos más que amigos.
Mmmm, ¿huelen eso? Sí, son problemas boeee jajaja.
5/5. Creo que ya está tarde pero si ustedes no lo creen continúo<3