Miré al bebé desde mi lugar, sin respirar ni un poco.
—No. —Dije rápidamente cuando se movió hacia mí.
Él sonrió y yo alcé una ceja.
Ambos estábamos en la cama, separados por una línea de almohadas que había puesto en la cama.
¿Tendría hambre?
No, ya le di de comer.
Cerré los ojos mientras suspiraba con fuerza al recordar el caos que fue, tuve que dejar al niño en pañales y mandar a Dante a comprarle ropa.
Pobre, le arruiné el día libre, aunque en parte esto es su culpa.
—Papá. —Dijo mirándome.
—No soy tu papá, soy una mujer. —Le dije.
Él me miraba como sin entenderme, y era obvio.
A parte con Mateo e Ignacio cuidándolo no iba a aprender nada nunca.
—Mamá, se dice mamá. Ma-má. —Dije mirándolo. —Ma-má.
—Mamá. —Dijo con una sonrisa que esta vez me contagió.
—¡Exacto! —Aplaudí.
La sonrisa en mi rostro se borró al darme cuenta de lo que estaba haciendo.
—¿Que ray..? No soy tu mamá. —Dije y él se rió.
Se ríe demasiado.
—Te quiero. —Dijo acercándose.
Me quedé totalmente estática al ver lo que me había dicho, era un bebé, pero a veces los niños se tardaban en tomar confianza con alguien, y menos si son personas antipáticas como yo.
Estaba tan en shock, que no me di cuenta que había cruzado la línea de almohadas sino hasta que sentí sus manitos en mis piernas.
—Vo so' mamá. —Dijo y yo negué con la cabeza antes de tomarlo en un brazo. —Sí.
—Solo de juego, no de verdad. —Dije antes de abrazarlo. —Que feo sos.
Él se rió y yo sonreí, ¿cómo le hacía pa' reírse tanto?
—¿Te gustan los dulces? —Le pregunté y él asintió. —¿Le digo a Dante que te traiga unos?
Agarré el celular y le escribí a Dante que más le valía traer dulces, o iba a estar en problemas.
—¿Querés a Mateo? —Le dije y él me miró asintiendo.
—¿Y vo'? —Me preguntó.
Yo me quedé mirándolo sin saber que decir.
—No, es muy feo. —Dije y él se rió negando con la cabeza. —Andá pa' allá.
Lo volví a poner en la cama solo que saqué las almohadas, era una estúpida. Encendí la televisión para ponerle muñequitos y que se entretuviera un rato.
Verlo ahí me hacía pensar en mi hermanita, quería verla.
—Dante al rescate. —Dijo llegando. —Mateo es demasiado confiado como para dejar a tu hijo aquí. —Soltó las bolsas.
—Soy famosa, no creo que desconfíe de mí, y no es su hijo, es el hijo de su amigo. —Dije yo.
—Con más razón. Y si no es su hijo no creo que le moleste que sonrías. —Dijo y yo lo miré.
Él me apuntaba con su cámara pidiéndome que sonriera. Yo sonreí y él la tomó.
—Subila a Instagram, a la gente le causará ternura verte con un bebé. —Dijo mostrándomela.
Agarré su celular y la miré bien.
—Me veo bien. —Le dije.
Le devolví el celular y escuché en seguida que me la pasó.
—¿Querés que te vista? —Pregunté.
Él negó con la cabeza y yo reí sacando lo que había traído Dante.
Volví mi atención a la foto en el celular, no sabía si debía tomar la foto sin el permiso de Mateo o de Ignacio.
Alcé los hombros, qué importa.
—Vos vas a ser modelo de grande. —Dije mirándolo, aunque él probablemente ni me entendió.
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