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Aquella chica de la fiesta se encontraba frente a nuestros ojos.

La sonrisa que decoraba su rostro se desvaneció un poco al ver nuestras manos entrelazadas.

Mi corazón se arrugó un poquito cuando Mateo soltó mi mano suavemente.

—Hola, Lau. —Dijo Mateo con una pequeña sonrisa.

Me crucé de brazos.

—Bue, pa eso me hace escaparme del colegio. —Dije de mal humor.

Mateo me miró mal y su amiga frunció el ceño.

—¿Qué? —Cuestionó acercándose más.

—Nada, que le gustan tus hoyuelos. —Dijo Mateo agarrando mi brazo.

Yo miré a Mateo con la boca abierta.

—¡Yo no dij...!

—Estábamos de afán. —Dijo Mateo. —Hablamos luego, ¿te parece?

Ella asintió mirándonos confundida.

—Cuidate. —Fue lo último que dijo antes de irse.

Mateo soltó mi brazo y miré como había dejado una marca ahí.

—Siempre tan delicado, vos. —Dije.

—Perdón. —Hizo una mueca.

Vi su amago por tomar mi mano, pero lo esquivé para que no lograra.

—Vamos. —Dije simplemente.

Si no quería agarrarme la mano frente a ella, que no lo hiciera nunca.

Acomodé mi cabello y me alejé un poco de él.

—¿Qué hacés? —Preguntó.

—¿De qué? —Cuestioné alzando una ceja.

Él sonrió confundido.

—La distancia. —Dijo acercándose a mí.

—Y no sé, supuse que te gustaba más así. —Dije mirando a otro lugar fingiendo desinterés.

Él se quedó callado. ¿No iba a preguntar nada más?

Me quedé otros segundos en silencio esperando que llegara otra pregunta pero no dijo nada.

Aclaré mi garganta.

—Ya sabés. —Volví a hablar. —Como me soltaste la mano frente a la otra.

—¿La otra? —Cuestionó.

—No me le sé el nombre, ¿qué querés? —Rodé los ojos.

—Se llama Laur..

—Tampoco me importaba. —Dije fastidiada.

—Bue, te pusiste de malhumor de un momento a otro. —Dijo.

Tenía razón, quizá estaba siendo muy pesada, y no tendría por qué serlo.

Pero es que necesitaba respirar un poco o iba a volverme cada vez más pesada.

—Te solté la mano porque Laura iba a malinterpretar lo que sucede entre nosotros. —Dijo Mateo. —Y no es que ella me guste, es que es como mi mejor amiga, es como mi hermana.

Asentí con la cabeza lentamente.

—Y, Mateo.. —Lo miré. —¿Qué sucede entre nosotros?

Él pareció sorprendido por esa pregunta.

—¿Ah? —Dijo algo nervioso.

Alcé ambos hombros.

—No sé, es que.. a veces mi corazón late rápido cuando estamos cerca. —Dije.

Las facciones de su rostro mostraban cada vez más que estaba sorprendido.

—Así. —Frené haciendo que él haga lo mismo.

Me moví solo para ponerme en frente suyo.

—¿El tuyo no se acelera? —Cuestioné acercándome a su rostro.

Mateo me miró a los ojos y lentamente bajó su mirada a mis labios.

—A cualquiera se le aceleraría.. —Musitó.










¿Qué pasa que no se comen aún? Boee.

Mess [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora