Me moví suavemente para que el ruido del agua no fuera muy exagerado, como el jacuzzi no era muy grande, estuve pronto frente a Mateo.
Solo ahí el abrió sus ojos y me miró fijamente. Me paré entre sus piernas y puse mis manos en su torso. Sabía que lo había sorprendido, aunque no lo demostrara.
Le sonreí coquetamente y él sonrió antes de negar con la cabeza.
—¿Qué hacés? —Se rió y yo mordí mi labio.
—Nada, solo estaba sola ahí. —Dije y él asintió como diciendo "sí, claro".
Mi respiración se cortó por un segundo al sentir sus manos en mi cintura atraerme más a él. Mateo me miró fijo sin ninguna expresión antes de hundir su rostro en mi cuello y comenzar a dejar besos suaves y húmedos en mi piel.
Solté un suspiro, hace tiempo no cogía..
La última vez que cogí fue con Marcos, que resultó ser un imbécil. Sentí una mordida en mi cuello y apreté su torso con mis manos.
Los besos de Mateo subieron por mi mandíbula, comenzó a acercarse a mis labios pero simplemente hacía amagues.
Sus manos tomaron mis piernas e hizo que me sentara sobre él, me gustaba la confianza que estaba teniendo.
Alejó su rostro del mío para mirarme fijamente, sonreí suavemente antes de poner mis manos en sus mejillas y acercarme para besarlo.
Me sentí mejor cuando sus labios estuvieron junto con los míos, y aquello que destruyó una vez en mí usando también su boca, parecía repararlo con la misma. Sus manos acariciaban mi cintura desnuda mientras que mis manos bajaron a su cuello para abrazarme a éste.
Nuestras lenguas jugaban suavemente entre ellas, pero al sentir sus manos bajar un poco hasta tocar mi culo, no pude evitar acelerar el ritmo de mis besos, ritmo que él siguió.
Solté un gemido en su boca al sentir que apretó mi culo y mis mejillas tomaron calor.
—Pará. —Se rió Mateo alejando sus labios de los míos.
Sonreí al verlos rojizos e hinchados.
—¿Qué pasa? —Pregunté en voz baja.
—Que vos dijiste que.. lentamente y yo así no puedo. —Rió y mordió su labio inferior antes de mirar mis labios.
Que pelotuda, Olivia.
—Tenés razón. —Dije.
Y es que en verdad la tenía. No había que apresurarse.
—Pero quedate así un momentito más. —Dijo antes de abrazar mi cintura.
Yo lo abracé por los hombros y apoyé mi mejilla en su hombro.
Alcé mi vista y miré el cielo.
—Mi mamá está embarazada. —Le comenté.
—¿Posta? ¿desde cuándo? —Preguntó.
—Como hace dos meses, creo. —Dije antes de suspirar.
—¿Y eso te gusta? —Preguntó. —Que tu mamá esté embarazada.
—No me importa la verdad, que se yo. —Alcé los hombros.
Cerré los ojos al sentir sus manos aún en mi cintura.
—Sí que te importa. —Dijo él.
—Que se yo. —Repetí.
—¿Y por qué no te gusta? —Preguntó.
—¿Por qué insistís con el tema? —Dije abriendo mis ojos y mirando arriba, desde ahí podía ver el cielo.
—Porque vos lo pusiste, es difícil hablar con vos, pero se que en el fondo querés descargarte un poco. —Dijo él.
Mordí mi labio al sentir ganas de llorar y lo abracé con fuerza antes de hundir mi rostro en su cuello.
—¿Por qué no te conocí antes?
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No les ha pasado? Conocer a alguien y haber deseado que hubiera estado siempre, darse cuenta que esa persona era simplemente lo que necesitamos antes pero no tuvimos.