Abrí mis ojos cuando sentí como caía agua en mi cara.
Sacudí mi cabeza y pasé mis manos por mi cara antes de tomar aire por bocanadas. Me giré a mirar quién había sido, dejándome en total desconcierto.
—Luciano. —Dije frunciendo el ceño.
—Dale, Olivia. —Dijo él y se rió ligeramente.
Cerré mis ojos con fuerza, no podía ver bien.
—¿Cuando llegaste? —Pregunté.
—Hace diez minutos, ya me hiciste esa pregunta. —Negó con la cabeza.
Miré alrededor pero todo me daba vuelta.
—¿Dond.. dónde estamos? —Pregunté desorientada.
—Te llamé y contestó el dueño del restau..
Luciano se calló cuando comencé a tener arcadas hasta finalmente comenzar a vomitar de nuevo. Sentí como él sostenía mi cabello mientras yo no paraba de vomitar.
—Tomaste demasiado. —Dijo él.
—Eso creo. —Dije mientras me incorporaba.
Luciano me pasó una botella de agua que no juzgué por su marca, simplemente la llevé a mi boca y comencé a beber por montones. Él seguía poniendo agua en mi rostro.
—¿Mejor? —Preguntó.
Asentí con la cabeza, no me sentía nada bien, pero sí mejor.
Largué una carcajada porque era extremadamente lamentable mi situación.
Miré con atención el restaurante frente a mí, estaba cerrado. Estábamos afuera del restaurante.
—Vení. —Dijo él antes de meterme en su auto, en el puesto trasero.
Él se hizo adelante, me parecía curioso que él estuviera ahí, como si no pudiera terminar de entenderlo, pero de todas formas no podía preguntar, tenía la pregunta en la cabeza pero la ignoraba.
Abrí la ventana y dejé que el frío viento golpeara mi cara.
—No me siento bien. —Dije mientras sentía mis lágrimas derramarse por mis mejillas.
—Tranquila, cuando lleguemos a tu casa vas a dormir y se te va a pasar. —Dijo él.
Asentí con la cabeza.
Saqué mi celular de mi bolso y cerré mis ojos con fuerza al ver tanta iluminación. Le bajé un poco al brillo con mis manos temblorosas y vi las llamadas perdidas.
Mi labio inferior tembló al ver su nombre entre mis contactos, y más saber que tenía veinte llamadas perdidas de él.
Mi vista se nubló cuando las lágrimas ya no cabían más y se acumularon en mis ojos.
¿Para qué me llamaría?
Mordí mi labio recordando por qué había empezado a tomar.
—¿Sabés cuánto tomé? —Le pregunté a Luciano.
Solía tomar mucho, pero creo que hoy me había excedido.
—Habían muchas botellas en la mesa. —Fue lo único que dijo.
O lo único que escuché.
Sin pensarlo mucho, saqué mi cabeza por la ventana y volví a vomitar.
—¡Ay! ¡El auto, Olivia! —Exclamó medio molesto frenando.
No le presté atención, él me pasó el una botella de agua y esta vez si me fijé en la marca, y aunque no me gustara de todas formas la tomé.
—Necesito ir al baño. —Dije.
—Ya llegamos. —Respondió ante de estacionar el auto.
Abrí la puerta para salir pero tuve que sostenerme de esta cuando sentí que me iba a caer.
—Ya está. —Dijo él.
—Puedo subir sola. —Dije y él rió.
—Contate otro. —Dijo él y sin más me cargó en sus brazos como si yo fuera una bebé.
Entró al hotel así y subió al ascensor antes de darle al último piso.
—Quisiera ser aún una bebé. Así no pienso, no tengo responsabilidades, no me enamoro, solo como y cago y todos hacen todo por mí. —Le dije y él se rió.
—¿Qué decís? —Dijo él entre risas.
Yo negué con la cabeza riéndome, aunque aún tenía un taco en la garganta que no me dejaba tranquila.
Mis párpados ya me pesaban, me estaba quedando dormida cuando escuché el sonido del ascensor avisar que ya habíamos llegado.
Luciano salió conmigo en brazos del ascensor y enseguida habló: —¿Cuál.. es?
Yo miré en dirección a mi puerta, pero no pude hablar al ver a Mateo ahí.
Hola lindaaas, ¿sigo actualizando?
¿Como van? <3
![](https://img.wattpad.com/cover/239768919-288-k261605.jpg)