Me fui hasta la tiendita del colegio donde compré una botella de aguay por supuesto, algunas gomitas de macar. Me di la vuelta y me fui a sentar con un pibe que, si bien, no éramos amigos, él estaba tratando de chamuyarme, y yo, bueno, solo quería compañía un rato. Sin embargo, no me gustaba nada l pibe, me parecía que tenía un cuerpo flojo y más cosas que no me gustaban.
—¿No tenés hambre? —Preguntó. —Te puedo invitar a algo.
Arrugué la grente.
—¿A qué? —Reí irónica. —Si aquí solo venden mierdas graseosas.
—Querrás decir "grasosas". —Me dijo el pibe.
Me sentí re mal, soy una estúpida. Lo miré horrible y me levanté del puesto enojada. Caminé un poco por ahí haciéndome la boluda en lo que sonaba el timbre y me fui al salón.
Arrugué el gesto cuando vi esta vez a otra persona en mi puesto, y para mi muy mala suerte se trataba de Mateo Palacios. Me acerqué tratando de de mantenerme tranquila.
—¿Qué hacés? —Pregunté a unos centímetros de él.
—¿De qué? —Preguntó levantando una ceja.
Solté una risa seca y miré a un lado, para luego volver a mirarlo molesta.
—¿De qué más va a ser? Salí de mi puesto. —Dije enojada.
—¿Posta? —Se rió Mateo y noté como las personas nos miraban. —Por un puesto pelea la nena. —Se burló de mi.
—E mi puesto, ¿no tenés uno? —Insistí.
—Me siento donde se me canta. —Bravó.
Me mordí el labio tratando de contener mi rabia.
—Lo dejaré pasar por hoy. —Fingí una sonrisa y me fui a sentarme en otro lugar.
La clase comenzó y el profesor no paraba de decir un montón de pelotudeces que nadie entendía, o bueno, yo no.
Miraba constantemente la hora en mi celular, esperando que el tiempo de la clase pasara pero era eterna. En eso vi que me cayó un mensaje de Instagram. Era de una agencia de modelaje que venía siguiendo hace mucho. No pude contenerme y solté un grito emocionada.
—¿Qué pasa? —Preguntó el profesor mirándome molesto.
—Ay, lo siento. —Dije riendo y volviendo mi vista al celular.
—Guarde el celular. —Ordenó el profesor.
—Es.. un momentito, es muy importante profesor. —Aseguré mientras entraba a la notificación. Escuché algunas risas de fondo.
—¿Ah sí? ¿Y de qué se trata que es tan importante? —Preguntó el profesor y aún se escuchaba como algunos reían.
Ya los iba a poner en su lugar.
—Me escribió una nueva agencia de modelaje. —Chillé de emoción. —Son muy famosos.
—Y que se vaya a modelar, porque para estudiar no sirve. —dijo Mateo provocando que todo el grupo ría.
Lo miré mal pero él ni bola me daba, estaba riéndose con sus amigos. Al principio solo me dio rabia, pero luego sentí unas terribles ganas de llorar que me tragué lo más rápido posible.
Lo odio.
Espero que les guste. Advierto que es una novela en donde la protagonista es terrible odiosa, entonces lo probable es que la odien.<3
