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Mis labios no pudieron resistirse a esa sensación tan hermosa y comenzaron a moverse al compás de los suyos. Sus manos fueron a mi cintura y me apretaron más a él, robándome un suspiro.

Él aprovechó para morder mi labio inferior y seguidamente introducir su lengua a mi boca para comenzar a besarme de forma más profunda, una que me estaba enloqueciendo.

Pero en medio de esto entré en razón y lo alejé.

—No, Mate..

Pero sus labios volvieron a interrumpirme, y me traicioné tanto a mi misma que me dejé llevar por él.

Mis manos fueron a su cuello para aferrarme a él mientras dejaba que sus labios jugaran con los míos.

Él bajó sus manos a mis piernas y me alzó para sentarme encima de la cerámica a los lados del lavabo.

Su boca no se separó en ningún momento de la mía, y deseaba que siguiera siendo así.

—Que hermosa estás.. —Dijo sobre mis labios.

Me separé de él para tomar aire y no fueron sino pocos segundos para que nuestros labios volvieran a unirse.

Maldito orgullo, lo extrañaba tanto.

Sentí la mano colarse debajo de mi vestido, llegando fácilmente a mi feminidad.

Me avergoncé porque solo con sus besos ya estaba húmeda, y él lo iba a notar.

Sus dedos movieron un poco mi tanga y comenzó a frotar mi feminidad con ellos haciéndome gemir.

Él bajó sus labios a mi cuello y cerré mis ojos extasiada por el placer que me estaba proporcionando.

—Puede entrar alguien, Mateo. —Dije.

Quería alejarlo pero ni siquiera era capaz.

—No va a entrar nadie..

—Boludo, es una fiesta, obvio que va a entrar alguien. —Dije.

—Vamos a casa o no te suelto. —Dijo él.

Asentí con la cabeza, no estaba pensando muy bien, pero tampoco quería estar en esta fiesta.

Él plantó otro beso en mis labios antes de retirar su mano. Acomodé mi ropa agitada por lo de recién y me bajé del lavabo.

—Te vas conmigo. —Dijo mirándome.

—Que sí, Mateo, ya te dije que sí. —Dije enojada.

Él sonrió. —No cambiás. —Dijo antes de salir.

Salí detrás de él y por suerte no había nadie en el pasillo. Todavía tenía la piel de gallina de solo recordar su tacto en mi piel.

—Vos andá por mi bolso que lo dejé allá en la mesa y cogé tu cosas, yo voy al auto. —Dije.

—No hay seguidores, podemos irnos juntos. —Dijo Mateo.

—Van a hablar todos de nosotros, no quiero. —Dije obvia.

Él rodó los ojos y se fue de nuevo dentro de la fiesta.

Al final del pasillo había otra puerta que daba a una salida. Yo caminé hasta allí y salí del coliseo.

Por suerte pude ubicar rápido el coche de Mateo y caminé hasta allá para esperarlo, sin embargo fueron pocos segundos ya que Mateo no tardó en llegar.

Él abrió las puertas y yo me metí al asiento de copiloto. Mateo entró y tras cerrar la puerta volvió a besarme.

Como me calentaba ese pibe.

Él me dedicó una sonrisa y yo sonreí ligeramente también.

Si mente, ya se que está mal pero no soy capaz de detenerme.








Se viene o no se viene??

La bendi: sí😎 AHRE nada que ver.

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