Españoles

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''El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.''
William Shakespeare

Suspiro apoyada en el balcón, mirando a las nuevas concubinas del harén, que se esfuerzan por repetir los sonidos que Saliha Kalfa intenta enseñarles

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Suspiro apoyada en el balcón, mirando a las nuevas concubinas del harén, que se esfuerzan por repetir los sonidos que Saliha Kalfa intenta enseñarles. Las chicas habían llegado hacía una semana como regalo por la victoria de Ahmed en la guerra, y la Valide Sultán había aprovechado para casar a muchas de las concubinas del harén que llevaban casi tres años en él.

En realidad parecía que fueran juguetes en lugar de personas.

- Mi Sultana - la voz de Cennet me sorprende, haciéndome dar un brinco.

- ¿Qué ocurre Cennet? - pregunto, viendo como una de las concubinas nuevas se da cuenta de mi presencia en el balcón.

Enseguida se levanta y se dobla las rodillas, haciéndome una reverencia. Saliha Kalfa mira en la misma dirección y enseguida hace a todas levantarse y reverenciarse. Yo quito mi mirada de la chica de ojos marrones para mirar a la criada.

- Hadgi me ha dicho que Su Majestad está teniendo problemas con los embajadores españoles - dice la Kalfa.

- ¿Problemas Cennet? ¿Qué clase de problemas? - pregunto, parpadeando sorprendida.

- Según me han contado el embajador habla una lengua que el traductor real no entiene - cuenta Cennet, mientras se toquetea el cabello - Han enviado al único criado que habla su lengua Sultana.

- ¿Una lengua extraña has dicho? - pregunto, interesada.

- Esas han sido las palabras de Hadgi, mi Sultana - contesta la Kalfa. - Creo que el embajador viene de las tierras del Mediterráneo.

- Eso es una gran noticia Cennet - digo, emocionada - Vamos rápido.

Empiezo a caminar, alejándome del harén con rapidez, mientras Cennet me mira confusa, a pesar de que se apresura a correr detrás de mí, junto a dos criadas que me seguían a todas partes.

Cuando llego a los aposentos de Ahmed hay un grupo de personas allí reunido. El primero en verme es Jilakar, que se apresura a anunciarme.

- ¡Atención, Haseki Ayşe Defne Sultán Hazretleri! - dice el eunuco, apartándose a un lado, y haciendo una reverencia.

Los Âgas se apresuran a mover a los criados españoles, a los cuales se les distingue por sus llamativos ropajes. Sulfikar, que también estaba allí, se acerca a mí, bloqueando la vista de los criados del embajador sobre mí.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora