Un plan

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''Es duro caer, pero es peor no haber intentado nunca subir.''
Theodore Roosevelt

Amanece un nuevo día en Topkaki, y con ello, el bullicio

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Amanece un nuevo día en Topkaki, y con ello, el bullicio. Nur y Sirin me visten con vestido azul, color que se había hecho popular entre mi ropa, y que por lo visto, asociaban a mí. Nadie en el harén lo llevaba, a parte de mí y de Kösem, por supuesto.

Bulbul Âga llega mientras estamos desayunando y me mira con cara de impaciencia, mientras se frota las manos nervioso.

- ¿Qué ocurre Bulbul? -  pregunto finalmente, cansada de verlo moverse.

El eunuco se acerca aliviado ante mi llamado y hace una inclinación.

- La Sultana Safiye desea hablar con un usted - dice el hombre.

- Bien, después de desayunar visitaré a la Sultana - respondo - Ya puedes dejar de pasearte como un perrito.

- Gracias - dice, antes de salir corriendo de la sala.

Nur y Sirin ríen ante el comportamiento del Âga y empiezan a cotillear. Yo los miro y no puedo evitar pensar en mis hermanas.

''- Ana - dice la voz de Amelia - ¿Qué opinas sobre este? - pregunta mientras me señala un vestido morado.

Yo muevo la cabeza, apartando la mirada del libro que hay en mi regazo y miro el vestido.

- Deberías mirar en la página 76 - le digo.

Ella pasa las páginas hasta llegar a una, dónde una modelo posa con un vestido rosa pastel. Amelia lo mira emocionada y me da un beso en la mejilla.

- Dree, Addie, Lizze ¡mirad! - exclama ella, saltando sobre mis hermanas enseñando la revista - ¿os gusta?

Las tres asienten y yo sonrío mientras las cuatro se ponen a discutir sobre los vestidos que llevarán para el concierto de Anneliese. Hablan sobre vestidos, joyas y peinados, y aunque a mí no me guste mucho ese tema y me sienta fuera de lugar, me gusta verlas felices.

Meneo la cabeza y abrazo a Regina, que se acurruca aún más contra mi. Acariciando la cabeza de la gata, vuelvo a enfrascarme en la lectura de las Mil y una noches, oyendo el rumor de las voces de mis hermanas y el crepitar del fuego delante de mí.'

- ¿Estás bien? - pregunta entonces mirándome Nur.

Noto entonces las lágrimas que caían por mis mejillas, y me apresuro a quitarlas con mis manos. Sirin me entrega un pañuelo de tela verde y yo me lo paso por la cara, eliminando todo rastro de haber llorando.

- Sí - respondo - sólo estaba pensando en mi familia.

Ambas asienten y se miran entre ellas preocupadas.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora