Misión cumplida

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''Un gesto amable puede alcanzar una herida que solo la compasión puede curar.''
Steve Maraboli

Ahmed y yo nos quedamos hablando hasta la hora de la cena, cuando Jilakar entra a la habitación, seguido de unas cuantas chicas que llevan platos y bandejas, que depositan en la mesita cerca de la chimenea

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Ahmed y yo nos quedamos hablando hasta la hora de la cena, cuando Jilakar entra a la habitación, seguido de unas cuantas chicas que llevan platos y bandejas, que depositan en la mesita cerca de la chimenea.

Yo huelo uno de los platos y me aparto enseguida, intentando parar las náuseas que siento. Ahmed me mira preocupado y una de las chicas retira inmediatamente el plato.

- No se preocupe, su Majestad - le dice Jilakar - la doctora dice que las náuseas son un síntoma normal del embarazo.

Ahmed asiente y les ordena que se retiren, cosa que hacen tras la reverencia correspondiente. Él me pasa la mano por la espalda, mientras intento eliminar el mal sabor de mi boca.

- Ya está- digo, mientras bebo un poco del zumo que hay en el baso.

- ¿Estás segura? - pregunta.

- Sí - contesto - es que aún no había sentido náuseas por el embarazo.

Ahmed sonríe y pasa la mano por mi barriga, para después darme un beso y empezar a comer. Yo lo hago también, sin embargo, mi apetito se ha ido completamente. Cuando termina de comer, creo que es el momento adecuado para abordar el tema de Ömer.

- ¿Ahmed? - pregunto y este deja de mirar su postre.

- ¿Sí? - pregunta en respuesta.

- Yo quería hablarte de una cosa - digo con nervios.

- ¿Qué ocurre? - dice, mientras me pasa una mano por la mejilla.

- Ismahan - respondo.

- ¿Te preocupa? Nadie se atrevería a volver a hacerte daño - sentencia.

- Eso ya lo sé - digo, con una sonrisa - Has puesto tantos guardias que mi habitación es como una fortaleza.

- Es por tu seguridad y la de nuestro hijo - responde, con cara seria.

- Ya lo sé - contesto - Pero no es eso lo que me preocupa.

Ahmed me mira interrogante, a la espera de que se lo cuente.

- Kösem convenció a Ismahan de que nos atacara con una promesa - explico - La promesa de que la ayudaría a escapar junto a su amado.

- Sabes que no puedo dejarla ir - replica Ahmed, con algo de enfado en la voz.

- No te pido eso - lo interrumpo y su cara pasa a la confusión- El amado de Ismahan, Ömer.

- ¿Qué le ocurre? - pregunta.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora