La espera

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''Cada mañana cuando nos despertamos, nacemos."
Tita Merello

Sirin y Nur me despiertan a las siete de la mañana

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Sirin y Nur me despiertan a las siete de la mañana. Juego con el desayuno con mi tenedor, mientras miro a todas las chicas del harén, a las Kalfas y a los Âgas que trabajan aquí.

Si Ahmed no se ha despertado estamos todos perdidos.

No pienses en eso Anastasia, seguro que su Majestad está bien.

En cuanto Nur y Sirin terminan de desayunar me levanto ansiosa del sillón. Las tres volvemos a mi habitación, dónde Kösem está siendo preparada por dos chicas, Mihrünissa y Meleki Hatun. Las dos chicas, que habían adoptado una actitud de adoración hacia Kösem desde el incidente con los rebeldes, nos saludan con una sonrisa. Kösem/Mahpeyker me mira con aires de superioridad, mientras le colocan la diadema de pedrería y el velo dorado.

Ruedo los ojos cuando ella sale de la habitación seguida de las otras dos chicas. Sirin y Nur empiezan a criticarla mientras buscan entre mis baúles un velo que puedo conjuntar con mi vestido plateado. Nur lo coloca enganchándolo a la especie de corona plateada que llevo, mientras Sirin me enseña los pendientes de diamante que la Sultana Safiye me había regalado.

- ¿No creéis que es un poco excesivo? - pregunto.

- Por supuesto que no - dicen las dos a la vez

- Ya has visto a Kösem - dice Sirin - y tú debes ir mil veces más guapa.

- Exacto - concuerda Nur - prácticamente eres una Sultana, y por tanto, debes vestir como una.

Yo suspiro y asiento, dejándolas hacer.

Si es que no puedo discutir con ellas

Cuando dan por terminado el trabajo conmigo, se apresuran a coger unas telas y colocarselas a si mismas, mientras las engachan a sus diademas.
Me levanto y las tres bajamos al harén. Todos se giran y agachan la cabeza, mientras nosotras pasamos.

En el puerta del harén me encuentro a las Sultanas Fahriye y Safiye. Las tres nos detenemos y hacemos una reverencia.

- Vamos juntas a la Torre de la Justicia, Ayşe - me dice la Sultana Safiye.

- Será un honor Sultana - respondo y para mi sorpresa, la Sultana Fahriye me coge del brazo, haciendo que camine a su lado.

Cuando llegamos a la torre, el nerviosismo aumenta y, al llegar a la cima, creo que voy a vomitar de lo nerviosa que estoy.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora