Tu hogar

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''La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.''
Gabriel García Márquez

Solo recuerdo que comimos en el carruaje un plato de sopa que los rebeldes ya habían preparado antes de partir

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Solo recuerdo que comimos en el carruaje un plato de sopa que los rebeldes ya habían preparado antes de partir. Después, el cansancio y el dolor se habían apoderado de mi cuerpo, tanto, que no me había despertado ni una sola vez en todo el viaje.

Siento una pequeña sacudida. Me quejo, sin embargo, otra pequeña sacudida.

Con mucho esfuerzo, consigo separar mis párpados y la luz del sol me ciega. Cuando por fin me adapto, veo a Hadgi, que es el que me ha sacudido.

- Ya hemos llegado a Topkaki, Sultana - me dice.

- ¿Ya? - pregunto, con voz rasposa.

Él asiente y sale del carruaje, desde donde me ofrece su mano. Me duele todo el cuerpo al moverme para bajar del transporte, y siento el pinchazo en el tobillo derecho cuando lo apoyo en el suelo.

Miro a mi alrededor y veo como todos me hacen una reverencia. Ahmed baja en ese momento del caballo y se acerca a mí, y creo que a plena luz del día, las heridas que hay sobre mi piel son más visibles.

- Su Majestad - digo, intentando hacer una reverencia.

Ahmed simplemente asiente, y como la noche anterior, me coge en brazos, como si fueramos unos recién casados. Veo como las miradas de todos se centran en nosotros mientras agachan sus cabezas haciendo reverencias mientras pasamos.

Las puertas del palacio están abiertas, y Ahmed camina rápidamente por los pasillos de Topkaki, como si yo no tuviera peso alguno.

- ¡Atención, Sultán Ahmed Khan Hazretleri! - dice Hadgi, quien nos sigue, cuando pasamos cerca del harén- ¡Atención, Haseki Ayşe Defne Sultán Hazretleri!

Veo como rápidamente todas las muchachas del harén se ponen en fila. Al parecer han llegado nuevas esclavas, puesto que su uniforme es igual al que yo debía usar cuando llegué al palacio. Las chicas forman dos filas, manteniendo la cabeza gacha y las rodillas flexionadas. Entre la multitud veo a tres figuras conocidas: Kösem, con el vientre abultado, Mahfiruz y Helena.

Esta última hace que me bulla la sangre en las venas como nunca antes. A su lado se encuentra una muchacha pelirroja, que posa las manos sobre su barriga como si fuera su tesoro más precioso.

La señorita Sivekar, supongo.

Levanto un poco la cabeza y desde el balcón que da al harén veo otras figuras conocidas: la Sultana Handan, la Sultana Halime, la Sultana Safiye y la Sultana Nilüfer nos observan desde la altura a medida que Ahmed camina hacía su habitación.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora