Epílogo

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''Un vínculo entre las almas es antiguo, más antiguo que el planeta"
Dianna Hardy

''Un vínculo entre las almas es antiguo, más antiguo que el planeta"Dianna Hardy

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(La autora recomienda que escuchéis la canción)

Una chica caminaba por la orilla de la playa, con los pies en el agua, mientras las pequeñas olas le salpicaban las piernas desnudas.

El murmullo del mar acallaba la voz de la soldedad  que no la dejaba jamás en paz.

Al otro lado de la playa, un muchacho caminaba frustrado, con el peso de una decisión que podría cambiar su vida colgado a los hombros.

El viento marino parecía alejar las preocupaciones y consecuencias que tal decisión tendrían en su vida y en la de su familia.

Ambos estaban tan centrados en su propio mundo que no se daban cuenta de que cada vez están más cerca el uno del otro.

Hasta que un pequeño brillo atrae su atención.

Ambos se acercan a la brillante piedra negra que hay en la arena, sin ser conscientes aún de la existencia del otro.

Al ir a tocar la piedra, sus dos manos se encuentran. Cuando la chica sube la cabeza, apartando un mechón de su pelo negro, lo primero que encuentra son unos ojos del color de la miel, que la miran fijamente.

Una sensación extraña los recorre a ambos, mas ninguno de los dos dice una palabra acerca de ello.

- Disculpa - dice ella, levantándose, dejando la piedra negra en el suelo.

El chico repite su acción, y sin ninguna otra palabra, ambos vuelven a emprender su camino, en dirección contraria, separándose casa vez más a cada paso que dan en la arena de la playa.

- Espera - la voz del chico hace que ella se detenga y se gire, para mirarlo, plantado a unos metros de ella.

La brisa de la playa hace que la camisa blanca que el chico lleva se pegue contra un lado de su cuerpo, y su corto pelo se mueva sin control alguno.

- ¿Qué ocurre? - pregunta ella, intentando controlar su melena, apartándola de su cara, mientras la tela de su vestido azul se mueve, pegándose a sus piernas.

- ¿Nos conocemos? - pregunta él.

- No que yo sepa - responde ella.

El chico asiente, regañándose a si mismo por hacer una pregunta tan estúpida. Sin embargo, la sensación de familiaridad que había sentido al mirarla a los ojos no desaparecía.

En ese instante, algo tira de su mano, impidiéndole avanzar. Él se gira sorprendido para ver como la chica le sostiene la mano y lo mira a los ojos.

- ¿También te sientes como si nos conociéramos? - pregunta ella, haciendo que el chico asienta.

- Como si - intenta explicar el chico.

- Si no fuera la primera vez ¿verdad? - pregunta ella, y el chico asiente.

- Aunque jamás nos habíamos visto - dice él.

- Que raro - murmura ella.

Durante unos segundos, ambos se limitan a observarse, con el murmullo del mar de fondo y la fría agua mojando sus pies descalzos. Ninguno de los dos se siente incómodo con el hecho de que sus manos siguan entrelazadas, puesto que sus ojos estan fijos en la mirada del otro.

- ¿Y cuál es tu nombre? - pregunta el chico

- Anastasia - responde ella, con una sonrisa.

El chico sonríe también, y ambos sienten como una pequeña lágrima les recorre la mejilla.

El chico sonríe también, y ambos sienten como una pequeña lágrima les recorre la mejilla

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Con amor,
L

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora