Preparaos

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''Es importante mirar siempre hacia dónde te diriges, en lugar de mirar dónde estabas''
Timón

''Es importante mirar siempre hacia dónde te diriges, en lugar de mirar dónde estabas'' Timón

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- Sultana, ¿está segura? - la pregunta hace que apriete los dientes

- ¿Acaso me ves titubear? - le replico, molesta. - Parece que me equivoqué cuando te recomendé a su Majestad.

- No, Sultana, disculpe mi atrevimiento- contesta Sulfikar.

- Entonces obedece - digo.

Bufo y me giro a mirar por la ventana, donde veo que Murad y Huricihan juegan con algunos de los niños del santuario. Sentado a un lado del patio está Pedro, el padre Kösem, sonriendo mientras observa a los niños perseguirse.

- Por supuesto mi Sultana - dice Sulfikar, saliendo por la puerta.

Cuatro semanas habían pasado desde que Kösem había dado a luz, y no podía esperar para bajarle esos humos que tenía. A veces me quedaba parada en el balcón del harén, viéndola balancearse por él, mientras daba órdenes sonriente por que ella era Sultana. Después bajaba yo, y veía la sonrisa de las concubinas cuando veían que la ''todopoderosa'' Kösem tenía que hacerme una reverencia.

Y así, muchas de las concubinas habían empezado a tomarme cariño.

- ¿Sultana, no cree que es muy pronto? - pregunta Hadgi, retirado a un lado de la habitación.

- No podemos dejar que Kösem se venga más arriba, hay que ponerla en su sitio cuanto antes - le respondo al eunuco, que asiente - ¿Cómo va lo de la Sultana Fahriye, Hadgi?

- Ömer Korkud Pasha ya se va dando cuenta de que la Sultana Safiye pronto caerá en desgracia - me dice el eunuco - sin embargo, sería prudente que vos misma hablarais con él.

- ¿Su Majestad? - vuelvo a inquerir, apartando la cortina de la ventana.

- No sabe nada, justo como ordenasteis Sultana - responde y yo sonrío.

- El paradero de la Sultana Fahriye pronto será revelado y la Sultana Safiye pagará por matar a Sirin - murmuro, sin poder evitar sentir la felicidad recorrerme las venas.

- Recuerda que hoy es el día que debe hablar con Eylül- me recuerda Hadgi, y yo asiento.

- Llámala por su nombre Hadgi, Helena - replico, molesta.

- Sí mi Sultana - asiente el hombre, antes de que las puertas de la habitación del santuario suenen - Adelante.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora