''No me arrepiento de nada. El que se arrepiente de lo que ha hecho es doblemente miserable.''
Baruch SpinozaSiento un pequeño movimiento.
- Sh - una voz que chista.
- ¿No quiere bajar su Majestad? - la pregunta susurrada me llega a los oídos.
¿Su Majestad?
- No, no quiero despertar a la Sultana - contesta la voz más cercana a mí.
Decido abrir los ojos, así que poco a poco, mis párpados se van separando. Lo primero que veo es el aplio cielo azul y el brillo del sol que me ciega, con lo inmediatamente, escondo mi cabeza en la fuente de calor en la que estoy recostada.
- ¿Defne? - el nombre se desliza por mis orejas.
¿Defne? ¿De quién está hablando? Mi nombre es Anastasia.
Con esfuerzo, vuelvo a abrir los ojos. Una tela negra, presumiblemente muy cara me devuelve la mirada, y junto a ella, una cantidad de piedras preciosas que no sería normal en un traje del siglo XXI. Lentamente me separo y casi pierdo el delicado equilibrio que había mantenido encima del caballo.
- Cuidado - el hombre sobre el que estaba apoyada, se apresura a pasar sus manos alrededor de mi cintura, evitando la caída.
En cuanto me fijo en los rasgos del muchacho, todos los recuerdos me golpean con fuerza. Y no puedo evitar que las lágrimas empiecen a recorrerme las mejillas.
Esperaba que todo esto hubiera sido un mal sueño.
- ¿Defne, estás bien? - pregunta Ahmed.
- Sí, su Majestad - respondo, quitando mis lágrimas con las mangas de mi abrigo.
Entonces, mi estómago ruge furioso y yo paso mi mano por él. Hacía dos días que no comía y mi pobre cuerpo no aguantaría mucho más. Veo como varios fuegos han sido preparados y los soldados cocinan algún animal que han cazado. Ahmed hace una señal y Iskender se acerca a nosotros. Hace una reverencia y me coge por la cintura para bajarme del caballo.
Iskender se asegura de apartar las manos de mí lo más rápido que puede, bajo la atenta mirada de Ahmed. En cuanto los tres tenemos los pies en el suelo, dos figuras se acercan corriendo, y yo me agacho para abrazarlos.
- ¿Estáis bien?- les pregunto a ambos niños, mientras les doy un beso en la frente a cada uno.
Ambos asienten con la cabecita y yo les sonrío.
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Anastasia
Historical Fiction1a NOVELA de la Saga: Las Hermanas El único deber que tenemos con la historia es reescribirla. Oscar Wilde. Nunca mejor dicho #1 ella (27/02/2021 - 30/03/2021) #1 otomano (21/07/21 -