La Muerte con rostro de Ángel

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"La muerte no se reparte como si fuera un bien. Nadie anda en busca de tristezas."
Juan Rulfo

(TW: Este capítulo contiene escenas violentas y menciones a acciones como el suicidio

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(TW: Este capítulo contiene escenas violentas y menciones a acciones como el suicidio. Así pues, si estas escenas os producen alguna incomodidad, podéis saltaros el capítulo)

La luz del nuevo día empezaba a entrar por las puertas abiertas de mi balcón, aunque a mí la luz acogedora del sol estival no me importaría nada hasta que el dolor cesara.

- Adelante Sultana, ya queda poco - me dice Beyhan, pasando un pañuelo por mi frente sudada y apretando mi mano.

- ¡ESO DIJISTE HACE CUATRO HORAS BEYHAN Y NO OIGO NINGÚN NIÑO LLORANDO! - le grito, intentando respirar y calmarme.

La noche anterior, después de varios días de sentir contracciones aisladas, mis aguas se rompieron. Sin embargo, a pesar de ser la tercera vez que me ponía de parto, esta vez era la más larga y dolorosa de todas, puesto que las doctoras al llegar habían dicho que no estaba preparada.

Así que había pasado toda la noche chillando y maldiciendo a Ahmed.

Aunque hay que admitir que el pobre se había pasado toda la noche en mi puerta, puesto que no le permitían entrar.

- Ya casi está mi Sultana - dice la doctora, situada al pie de la cama.

Con un último escalofrío de dolor, un llanto empieza a recorrer los oídos de todos los presentes incluyendo los míos. Entonces veo a la doctora, que con ayuda de otra envuelve rápidamente al bebé en una tela blanca, antes de dármelo.

Paso una mano por la pequeña cabecita del bebé, sucia aún, mientras las doctoras y las chicas  se apresuran a arreglarlo todo, antes de quitarme al bebé de los brazos para limpiarlo. Una doctora vestida de blanco se acerca a mí, mientras otra sale, dejando la puerta entreabierta, dejando que escuche las palabras que le dirige a Ahmed.

- Su Majestad - dice, haciéndole una reverencia, ante de que me cierren la puerta.

- No ha preguntado aún por el sexo de su bebé, Sultana - dice una de las doctoras, entregándome el bultito, ya limpio, en los brazos.

- No me importa lo que sea - digo, dándole un beso en la frente.

- Pues debería mi Sultana, parece que Allah solo tiene ojos para vos - responde la doctora, y yo levanto la vista - Enhorabuena, ha dado a luz a un hermoso príncipe.

Yo me quedo unos segundos mirando a la doctora, antes de comprobar sus palabras, a lo que ella suelta una pequeña risa. Hace una reverencia y se aleja a arreglar sus cosas, mientras Beyhan y Nur, se apresuran a colocarme un velo, antes de que las puertas se abran y Ahmed entre por ellas. Se acerca corriendo a la cama y se sienta junto a mí, mientras le hacen reverencias.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora