''Sin embargo, en un rincón del paraíso se había abierto, inesperada, una puerta al infierno.''
Donato Carrisi- ¡Sultana! - la exclamación hace que suspire, antes de dejar los papeles sobre la mesa.
Puede que hubiera estado leyendo la misma línea durante media hora, pero eso no era lo importante.
- ¿Qué sucede Hadgi? - pregunto, algo molesta.
- El Shayj al-islam*, Süleyman Efendi, está aquí y desea verla - me informa el eunuco.
- Dile que pase - ordeno, haciendo que el eunuco se retire con una reverencia.
Lleno mis pulmones de aire mientras apoyo la espalda sobre la cómoda silla en la que estaba sentada. Siento la brisa del mar moverme el pelo mientras Beyhan se apresura a colocarme el velo.
Me giro a mirar las luces de Estambul, deseando con todas mis fuerzas poder escapar durante unos segundos tan solo del papel que se me había impuesto.Y es que como regente del Imperio, todas las decisiones eran para mí. ¿Pero Osman no es el Sultán?
Ya bueno, nadie sería tan estúpido como para dejar que gobierne un imperio un niño de once años. Así pues, durante nueve meses, absolutamente todas las decisiones relacionadas con el Imperio, su gestión y funcionamiento, las había tomado yo.
Aunque tanto los Pashas como Cihangir y Oscar intentaban ayudarme lo máximo posible, al final, el peso de la elección recaía sobre mis hombros.
Aunque no todo eran malas noticias.
- Sultana - dice Hadgi, volviendo a entrar en la habitación - Süleyman Efendi la está esperando.
Yo asiento, antes de levantarme de la silla para colocarme en el sillón. Con una inclinación de cabeza, Hadgi hace que las dos criadas abran la puerta, por donde un hombre viejo, vestido de blanco entra.
Después, las dos criadas de la puerta y Beyhan, que estaba a mi lado se retiran con una reverencia. Hadgi se queda plantado a un lado mientras Süleyman Efendi se acerca. Con algo de dificultad, el hombre se arrodilla y toma la tela gris de mi vestido, dándole un beso, como la tradición reinaba.
- Mi Sultana - dice Süleyman Efendi, levantándose del suelo - Lamento molestarla tan tarde.
Yo sonrío mientras le indico que se siente en el sillón que hay delante de mí. El hombre hace una reverencia y se sienta.
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Anastasia
Historical Fiction1a NOVELA de la Saga: Las Hermanas El único deber que tenemos con la historia es reescribirla. Oscar Wilde. Nunca mejor dicho #1 ella (27/02/2021 - 30/03/2021) #1 otomano (21/07/21 -