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''El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla.''
Enrique Tierno Galván

Cuando termino la carta de Nur, suspiro y me levanto del sillón, para después tirarla al fuego

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Cuando termino la carta de Nur, suspiro y me levanto del sillón, para después tirarla al fuego.

Ya he aprendido la lección, no hay que dejar pruebas.

Miro como la lámina de papel se va arrugando, y cómo poco a poco pasa a ser un montón de cenizas grises. Contemplo el fuego mientras pienso en lo que hacer, cuando oigo algo.

Unos sollozos.

Sin dudarlo, me dirijo al lugar del que proviene el llanto. En un rincón del pasillo veo dos figuras sentadas en el suelo frío de piedra; son Beyhan y Ece. Beyhan le pasa la mano por la espalda en consuelo, mientras la otra mantiene su cabeza enterrada entre sus rodillas al tiempo que llora todo lo silenciosamente que puede.

- Deberías contárselo a la Sultana, ella te ayudará- apenas distingo las palabras de Beyhan.

- No debo molestarla con algo así ¿qué pensará de mí? - pregunta Ece, entre sollozo y sollozo.

- Deberías hacerlo - Beyhan insiste.

Ece solo niega con la cabeza y vuelve a meter la cabeza entre las rodillas. Beyhan, derrotada, se sienta a su lado y hace que la otra se apoye en ella, pasándole el brazo alrededor. A través de las antorchas veo cómo un hilo brilla en la mejilla de Beyhan.

También está llorando.

La escena me parte el corazón, así que me con sigilo salgo de mi escondite.

- Puedes contarme lo que sea - mis palabras hacen que ambas abran los ojos sobresaltadas, y se dispongan a levantarse - No es necesario que hagáis la reverencia.

Por fin llego hasta ellas y me arrodillo delante. Ambas me miran cuando con un trozo de tela, aparto las lágrimas de sus respectivas mejillas, aunque Ece tiene una mirada de vergüenza.

- ¿Qué ocurre Ece? - pregunto.

- Yo, yo, yo me siento sucia Sultana - llora, recogiendo sus piernas aún mas contra su pecho.

Yo la mira confusa pero callo, y la abrazo sin dudarlo. La chica se abraza a mí como un salvavidas, mientras siento cómo mi piel se moja con sus lágrimas, le acaricio el pelo mientras murmuro palabras de consuelo. Noto la mirada de Beyhan, y abro el brazo, indicando que ella también puede unirse al abrazo.

Nos quedamos en esta posición un rato hasta que ambas se calman un poco.

- ¿Estáis mejor? - pregunto y ambas asienten.

- Así es Sultana, muchas gracias - las palabras de Beyhan salen en apenas un susurro.

- Sentimos haberla molestado - añade Ece.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora