Una puñalada

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"Las heridas que no se ven son las más profundas."
William Shakespeare

Los viernes son los días más relajados en palacio, dado que es el día sagrado de la semana para ellos

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Los viernes son los días más relajados en palacio, dado que es el día sagrado de la semana para ellos. A mí no me importa mucho, puesto que no comparto su religión, pero tener menos tareas es bastante gratificante.

Nur, Sirin y yo estamos comiendo junto a Turhan y Fatma, dos chicas que han llegado recientemente al harén y que también son de origen español. Cuando ya casi terminamos la cena, Kösem se acerca a nosotras.

- ¿Qué quieres Kösem? - pregunta Sirin, molesta.

- Ven conmigo - la ignora Kösem, mientras me señala.

- ¿Y porque debería hacerlo? - le respondo sin moverme un centímetro.

- Recuerda que ya no eres una favorita, así que debes obedecerme - replica ella, con cara de suficiencia.

Señor dame paciencia, porque SI NO LA MATO.

- Esta bien - digo levantándome del sillón, ante la mirada atónita de Nur y Sirin y las miradas confusas de Fatma y Turhan.

- ¡Defne! - protesta Nur.

- Haré la estúpida tarea que me mande y volveré enseguida, sino venid a buscarme - les digo en español, para que Kösem no me entienda.

Después la sigo a través de los pasillos, hasta llegar al ala de favoritas. Kösem se gira de vez en cuando para mirarme, lanzándome sonrisitas condescendientes, a lo que yo me limito a rodar los ojos. Cuando llegamos a la habitación, me parece extraño el hecho de que no haga ningún guardia o Hatun en la puerta.

Tampoco será para tanto

En cuanto entramos a la habitación, Kösem me señala algunos vestidos y telas que hay por la habitación repartidos.

- Ordénalos - me dice, mientras se sienta en su cama a mirarme.

Reprimo todas mis fuerzas de darle un puñetazo, y me pongo a recoger la ropa.

Si mi abuela viera esto, ya tendrías la marca de la chancla voladora en esa cara de idiota que tienes.

Cuando apenas llevamos unos minutos en la habitación, oigo un ruido y me giro. En el umbral de una de las puertas está Ismahan Hatun, una chica que había perdido la oportunidad de ir a visitar al Sultán cuando Kösem y yo nos hicimos favoritas. La chica no tiene buena cara: está muy pálida y las ojeras llegan casi hasta los pómulos.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora