El trono

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"Yo hallé siempre más bella la majestad caída que sentada en el trono."
Ramón María del Valle-Inclán

(TW: Se hace mención de escenas que podrían resultar desagradables, relacionadas con sangre, etc

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(TW: Se hace mención de escenas que podrían resultar desagradables, relacionadas con sangre, etc. Así pues, si estas escenas os producen alguna incomodidad, deberíais saltaros el capítulo)

La Sultana Safiye respira tranquila, mientras lleva de la mano a su nieto menor. El niño está nervioso, se lo habían llevado del lado de su adorada madre, y lo único que entendía era que su abuela pretendía nombrarlo Sultán.

- Pero, ¿y mi hermano Ahmed? - era lo que había preguntado mientras lo vestían para la ceremonia.

- Tu hermano ya no está entre nosotros - la respuesta de su abuela había sido tajante, haciendo que el niño se echara a llorar.

- Quiero a mi mamá- sollozaba el niño, haciendo que su abuela se arrodillara a su lado y lo cogiera por el abrigo.

- No tienes permitido llorar Mustafá, ya no eres un niño - ordena duramente la Sultana Safiye, colocándole el turbante ceremonial al pequeño de ocho años. - Ahora eres el Sultán.

Después, lo había arrastrado casi de la mano por los pasillos del palacio en dirección a la Plaza del Trono*, donde Mustafá sería proclamado Sultán. Safiye suelta la mano de su nieto, al tiempo que los grandes portones se abren, dejando al niño parado delante de una multitud de Pashas y soldados.

- Adelante mi Sultán - dice la Sultana Safiye, incitando al niño a avanzar hacía delante.

Mustafá empieza a caminar dudoso, tropezándose varias veces con la túnica roja que llevaba, demasiado larga para él. La Sultana Safiye lo observaba a través de un hueco en la pared y desde lo alto de la Torre de la Justicia, la Sultana Dilruba asentía convencida de que había hecho lo correcto para salvar a su hermano, colocándolo en el trono.

- ¡Atención, su Majestad, el Sultán Mustafá Khan! - clama Piyale Pasha, uno de los artífices de la rebelión.

Todos los presentes en el patio se inclinan hacía el niño, que camina en dirección al trono que le indican. Con lágrimas en los ojos se sienta en el, mientras unos guardias lo ayudan a colocarse. Mustafá balancea los pies en el aire, dado que no podía siquiera tocar el suelo.

- ¡ALTO! - una voz masculina se escucha, mientras dos figuras llegan a la plaza.

Malheridos, Sulfikar Âga y Ayas Bey apartan a empujones a la gente mientras intentan llegar al príncipe Mustafá, que mira la escena confuso.

- Su Majestad no está muerto - brama Sulfikar, dirigiéndose a sus compañeros jenízaros- ¡No os convirtáis en traidores, hermanos!

Los jenízaros parecen titubear, pero cuatro soldados se apresuran a arrastrar a los dos hombres fuera de la vista, llevándolos frente a la Sultana Safiye.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora