Bayezid

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''Tu tiempo es ahora, no lo desperdicies pensando en lo que podría haber sido y no fue.''
Steve Jobs

Aún no me puedo creer la imagen que tengo delante de mí

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Aún no me puedo creer la imagen que tengo delante de mí.

Osman se encuentra de rodillas frente a mis pies, con la cabeza gacha y las manos en el suelo. A mi lado mis hijos más mayores, Murad y Orhan, junto a Süleyman, Ayşe y Gevherhan miraban a Osman con odio, rabia, desconfianza, pena y tristeza respectivamente. En principio, no había querido que los niños estuvieran, pero no podía impedírselo después después de las palabras de Murad.

''Solo quiero preguntarle porque lo hizo, madre''

No puedo evitar que una lágrima se deslice por mi mejilla mientras observo a la persona que había mandado asesinar a mis hijos. Hadgi se acerca, entregándome con delicadeza un pañuelo con el que limpio el rastro de agua de mi cara.

- Lo siento - el susurro es débil, pero puedo oir las palabras de Osman.

Antes de que pueda hacer nada, Orhan salta de su asiento, tirando a Osman al suelo de un puñetazo.

- ¡Orhan! - exclamo, haciendo que el niño se detenga antes de volver a golpear a Osman.

- Se lo merece - responde Orhan, quitándose parte del pelo rubio de la cara.

Murad, Süleyman, Ayşe y Gevherhan me miran expectantes, como Cihangir, Ayas, Hadgi y Nur, que también estaban en la habitación.

- Así es, se lo merece - Orhan sonríe algo vengativo, dispuesto a levantar la mano para pegarle a Osman - Pero si lo hicieras te estarías colocando a su nivel.

- ¿Sultana? - pregunta sorprendido Osman.

- Aléjate de él Orhan - ordeno, haciendo que mi hijo, muy a regañadientes, se aparte de su medio hermano - Y como vuelvas a comportarte así, haré que te saquen de aquí, ¿entendido?

- Si, madre - Orhan se sienta entonces aún con furia en la mirada junto a Murad.

Vuelvo a recorrer a Osman de arriba a abajo, aún tirado en el suelo. Su cara está demacrada a su tan temprana edad y si no supiera que no es así, cualquiera diría que lleva el peso del mundo encima.

- He vivido en ese palacio durante trece años - digo, haciendo que el Osman levante un poco la cabeza - Ni una sola vez un enemigo fue digno. ¿Acaso creíste que tú lo serías?

Osman balbucea de manera confusa, sin saber como responder.

- ¿Porque? - todos giramos la cabeza hacia Murad, cuyos ojos del color de la miel, como los de su padre, resplandecen mientras las lágrimas le emborronan la vista.

- Yo, yo sentía celos - responde Osman, haciendo que sus hermanos arrugen la nariz - A los ojos de todos, siempre erais vosotros.

Para mi sorpresa, la mirada de Murad no se endurece ante estas palabras.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora