''Cuando pensamos que el día de mañana nunca llegará, ya se ha convertido en el ayer.''
Henry FordSiento el frío de la noche sobre mi piel, haciendo que un escalofrío recorra mi cuerpo. Poco a poco, voy abriendo los ojos, observando fijamente lo que la luz de la luna alcanzaba a iluminar. Con cuidado, intento incorporarme a pesar de las heridas que hay sobre mi cuerpo.
Esto me resulta muy familiar
Hacía ya seis años que me había ocurrido lo mismo una noche de enero. En ese instante, me doy cuenta de que a mi alrededor no hay rastro ninguno de la otra persona que había caído colina abajo conmigo.
Me levanto rápidamente para comprobar que en efecto, Ahmed está desaparecido. Confusa camino unos cuantos minutos, intentando buscar marcas de que se ha ido, pero no hay huellas ni nada que indique siquiera su existencia.
Espera, ¿habré vuelto a casa?
Una repentina ola de ilusión me recorre, ante la perspectiva de encontrarme otra vez en la era a la que originalmente pertenezco. Sin embargo, como el mar, la ola ilusionada se calma, cambiándola por una de ansiedad.
Pero si he vuelto, ¿qué habrá sido de mis niños? ¿Y de Ahmed? ¿Y de Iskender? ¿Y cómo saldré de aquí si nadie sabe que estoy aquí?
El miedo se apodera de mí y sin quererlo, me siento en el suelo, donde los nervios toman control y empiezo a llorar descontroladamente. Es en ese instante cuando mis oídos captan algo.
- Nasia, Nasia ¿dónde estás? - la pregunta hace que me levante del suelo y corra con las fuerzas que me quedan hacía donde proviene la voz.
No puedo contener la alegría cuando veo su figura y me abalanzo con los brazos abiertos, haciendo que caigamos al suelo y rodemos un poco por la tierra.
- Vaya, no sabía que te alegrabas tanto de verme - murmura Ahmed, pasando su mano por mi pelo ensangrentado y sucio.
Como respuesta, apoyo un poco más de mi peso sobre él, haciendo que suelte un quejido dolorido. Yo sonrío satisfecha y aparto mis brazos, dispuesta a levantarme. Sin embargo, Ahmed tira de mi y cambiamos posiciones, terminando yo con la cabeza contra el suelo.
- ¿Dónde te habías ido? - pregunto, mirándolo con enfado - Me has dado un susto de muerte.
- Solo he ido a por leña - contesta Ahmed, levantándose y ayudándome a mí a hacerlo también - Creo que estaremos aquí un buen rato.
Ahmed empieza a andar en dirección a donde un montón de troncos secos se encuentran. Yo me siento mientras él intenta encender el fuego, y cuando lo consigue se sienta a mi lado, aunque puedo notar algo de incomodidad en su mirada.
- ¿Qué ocurre? - pregunto, mientras arranco trozos de hierba con las manos.
- ¿Qué es la Segunda Guerra Mundial? - la pregunta de Ahmed hace que el corazón se me detenga unos segundos.
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Anastasia
Ficción histórica1a NOVELA de la Saga: Las Hermanas El único deber que tenemos con la historia es reescribirla. Oscar Wilde. Nunca mejor dicho #1 ella (27/02/2021 - 30/03/2021) #1 otomano (21/07/21 -