Ahmed

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''No me basta tu recuerdo, ahora quiero tu regreso.''
Tiziano Ferro

Habian pasado ya dos meses desde que Ahmed se había ido

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Habian pasado ya dos meses desde que Ahmed se había ido. Los días eran monótonos, pues lo único que hacía era dormir, comer y leer, de vez en cuando, la Sultana Handan me invitaba a sus aposentos para que hacerme compañía.

Contemplo mi barriga en el espejo, mientras una extraña sensación me recorre el cuerpo. Tal vez sea por el mal tiempo que hace ya dos semanas que no deja de azotarnos con tormentas y viento.

Yo es que siendo de la costa este de España, no estoy acostumbrada.

O tal vez sea por mi barriga, que es mucho más grande de lo que normalmente sería una barriga a mis cinco meses de embarazo, aunque las doctoras dicen que sólo es un bebé muy grande.

Alguien llama a la puerta y me saca de mis pensamientos.

- Adelante - respondo, apartándome del espejo.

Cennet entra en la habitación con una cara que denota felicidad y preocupación.

- Defne - dice, haciéndome una reverencia.

- ¿Qué ocurre Cennet? - le pregunto, girándome a verla.

- Han llegado cartas desde el frente - explica - La Sultana Handan ha pedido vuestra presencia.

- ¿Cómo está su Majestad? - pregunto enseguida, impaciente por tener noticias después de dos meses sin ellas.

- No lo sé, la Sultana Handan me ha mandado buscarte después de que le llegara la carta - me dice.

- Nur, Turhan - llamo, casi a voz de grito a las chicas, que salen de sus habitaciones alarmadas.

- ¿Qué ocurre? - preguntan.

- Han llegado noticias de su Majestad - explico con rapidez- Tengo que vestirme para ir a ver a la Sultana Handan.

Con una rapidez sorprendente, las chicas me visten con un vestido turquesa, me hacen un topo trenzado, y me colocan un velo turquesa, junto a un conjunto de corona, pendientes y collar dorado con pequeños diamantes. En cuanto estoy lista, las cuatros salimos a toda velocidad hacia los aposentos de la Sultana Handan.

- Defne - dice Turhan - Deberías ir más despacio, estás embarazada.

- Llevo dos meses sin saber cómo está su Majestad, no me pidas que vaya con lentitud- mascullo, para seguir andando a toda velocidad.

En cuanto llegamos a los aposentos de la Sultana Handan, las puertas ya estaba abiertas. En el interior de la habitación se encuentran las Sultanas Handan, Şah, Esra, Ayşe, Halime, Dilruba, Hatice, Safiye y Fahriye. Las cuatros hacemos la reverencia que nos corresponde y la Sultana Handan me hace señas para que me acerque, cosa que hago.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora