Anastasia

Te quiero

"Del sufrimiento han surgido las almas más fuertes, los caracteres más sólidos están plagados de cicatrices"
Kahlil Gibran

Siento la puerta del carruaje abrirse y ni siquera espero a que Hadgi baje primero que yo para darme la mano. Veo a la comitiva en el exterior de la mansión, a la que me dirijo rápidamente.

- ¡Sultana! - el grito de Hadgi es agudo, mientras él, Ece, Beyhan y Oscar se apresuran a salir corriendo detrás de mí.

Veo a Alfred, Adrien, Iskender y al duque de Normandia bajarse de sus caballos, junto a unos diez jenízaros que nos habían acompañado desde la ciudad, con tal de mantener mi seguridad.

Camino todo lo que mi barriga me permite, levantando la capa y el vestido con fuerza, sintiendo el peso de la corona, los pendientes, los anillos y el
collar como nunca antes lo había hecho. A los otros no les resulta difícil alcanzarme.

- Mi Sultana por favor, cálmese - las palabras de Beyhan solo me espolean a ir más rápido hacía la fila, desde la que una pequeña figura sale disparada.

- Madre - grita Osman, que se acerca corriendo. Yo me acuclillo unos segundos para cogerlo y abrazarlo. Hadgi y Iskender sueltan un suspiro aliviado al ver al niño bien.

Yo dejo a Osman en el suelo y me acerco a la comitiva, compuesta por los criados de la mansión, Genevieve y sus hijos y mis cinco sobrinas nietas, que me observan extrañadas.

- ¿Cómo está la duquesa? - es lo primero que les pregunto en cuanto alcanzo la fila.

- Está en su habitación descansando - contesta Marie, mirándonos confusa.

- Beyhan - llamo, y ella se acerca, haciendo que todas las chicas la miren con los ojos abiertos.

- ¿Qué desea mi Sultana? - pregunta Beyhan, sin mirar a las chicas.

- Lleva al príncipe Osman dentro y prepáralo todo para el viaje - respondo, haciendo que la joven le agarre la mano al niño.

Después, yo sobrepaso la línea y me dirijo casi corriendo a la habitación de mi hermana, seguida de cerca por Hadgi e Iskender.