Una vida feliz

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''Vivimos en un arcoíris de caos.''
Paul Cezanne

El pueblo estaba emocionado, era el día del Eid, el día que daba fin al Ramadán, pero más importante, era el día en que la Sultana Defne visitaba al pueblo

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El pueblo estaba emocionado, era el día del Eid, el día que daba fin al Ramadán, pero más importante, era el día en que la Sultana Defne visitaba al pueblo.

Como todos los años, una larga cola de mujeres y niños esperaban impacientes hasta la llegada de la Sultana, que pasaría gran parte de la mañana escuchando sus problemas y arreglándolos.

Reunidos en el santuario del Hudayi, médicos, dinero y comida estaban dispuestos, mientras que algunos criados empezaban a organizar a las mujeres y los niños en una fila, indicando que el momento ya se acercaba.

- ¡Atención, Haseki Ayşe Defne Sultán Hazretleri! - clama uno de los criados del palacio, haciendo que la multitud se incline.

Las puertas laterales del santuario se abren, y una figura, rodeada de criados, avanza en dirección a la tienda que hay en el centro del patio. Los niños levantan levemente la cabeza y observan maravillados a una mujer, de veintiocho años, caminar hacia el pequeño trono, donde se sienta.

Uno de los criados indica a la primera mujer de la fila que puede acercarse, llevando consigo a tres niños pequeños.

Lo primero que hace la mujer es arrodillarse frente a la Sultana, agarrando la tela de su vestido azul, bordado en oro, besándola y poniéndosela en la frente. Después, sus tres hijos imitan su acción.

- ¿Qué le ocurre? - pregunta la Sultana, sonriéndole a la mujer, que observa con admiración las joyas que cuelgan de las orejas de la mujer.

- Mi marido está en prisión, por sus deudas - responde la mujer, con tristeza en la voz - Y yo estoy indefensa con tres niños.

- ¿Cuál es tu nombre? - pregunta Defne, mirando a la pequeña niña, que se escondía detrás de sus dos hermanos mayores.

- Defne, Sultana - responde la pequeña, con temblor en la voz.

- Ay, como yo - las palabras de la Sultana le sacan una pequeña sonrisa a la niña - No te preocupes Defne, tu padre volverá pronto.

Entonces, la Sultana se gira hacía el lado, donde un hombre, alto y de piel morena, con una esmeralda colgando de un lóbulo espera.

- Hadgi, encárgate de la deuda de su padre - dice la Sultana, haciendo que a la mujer se le abran mucho los ojos - Y asegúrate de que los niños vayan a la escuela.

- Como ordene Sultana - dice el eunuco, antes de indicarles con una mano a madre e hijos que fueran hacía la izquierda- Allí recibiréis dinero y comida, además de atención médica si alguno lo necesita.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora