Enferma

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''Fíese sólo de los hechos. La vida sucede en los hechos, no en las palabras.''
Alfred Adler

Miro sorprendida a Alfred, que entra en la sala y me tiende el cilindro metálico

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Miro sorprendida a Alfred, que entra en la sala y me tiende el cilindro metálico.

- Sabrina - mi grito llega hasta fuera de la habitación, haciendo que la criada entre con preocupación- Llévate a los niños.

Ella asiente y le agarra la mano al pequeño Osman que no protesta, mientras que Oscar me fira de soslayo, pero mi mirada severa hace que obedezca la orden y salga de la habitación. Saco con cuidado el trozo de papel del cilindro metálico, que dejo sobre la mesa.

''Mi Sultana,

Agradezco a Allah por mantenerte a ti y a mi príncipe Osman a salvo, al igual que al joven que os rescató.

En cuanto la carta llegó un mensajero partió hacía Francia con el fin de encontraros y traeros de vuelta a salvo. Te ruego que partas hacía Niza, donde el embajador te esperará, para después volver de inmediato a la capital.

Ahmed''

- Niza - murmuro, haciendo que Alfred de un respingo, apartándose de la silla donde había estado apoyado.

- Aún no logro comprender como puedes descifrar estos jeroglíficos - dice, señalando las letras árabes escritas en el papel.

- Idiomas, querido, idiomas - contesto, acercándome con la carta al fuego, donde la lanzo. - Su Majestad me pide que vaya a Niza, donde un embajador se reunirá con nosotros.

- ¿Sabéis si esa carta ha sido escrita por el Sultán? - dice Alfred, sentándose en la silla - Hemos protegido su identidad a toda costa, aunque alguien lo podría haber descubierto.

- El sello era el verdadero - contesto - Tengo que ir a Niza inmediatamente.

Alfred me detiene, arrebantando mi mano del pomo de la mano, mirándome con algo de preocupación. Ni yo me había dado cuenta del estado de ansiedad que en que la carta me había colocado.

- Debe relajarse Sultana, partiremos hacia Niza sin demora - me dice Alfred - Pero hay que prepararlo todo bien, no podemos irnos en mitad de la noche.

- Esta bien - digo, respirando profundamente.

- Vamos a ir a hablar con Adrien y prepararemos el viaje con rapidez - me dice, tomándome de los hombros - Mañana mismo partiremos ¿vale?

Yo asiento y ambos salimos de la habitación, Alfred yéndose por un lado y yo por otro. Con rapidez me dirijo a los aposentos de Anneliese, para decírselo, aunque al llegar allí, veo las figuras de las nietas de Anneliese reunidas alrededor de la puerta, nerviosas.
En cuanto me ven llegar, las criadas hacen una pequeña reverencia.

AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora