Bienvenido.

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 Llueve con fuerza y la neblina desciende cada vez más rápido, aunque eso no le impide ver como las débiles luces amarrillas del vehículo apenas generan sombra al desplazarse en el camino de tierra que lleva al castillo.

-¿Qué haces aquí?- su hermano menor se coloca junto a él, al lado de la ventana.- Tienes que estar abajo y darle la bienvenida.

-El rey y la reina de Inglaterra le están esperando.- contesta sin apartar la vista del vehículo que lentamente atraviesa el camino lleno de lodo.- No puedes pedir algo más que eso.

-Por supuesto que sí.- la afirmación le obliga a apartar la mirada de la ventana y centrarse en su hermano, puede ver en sus enormes ojos la travesura.- A su prometido.

-Cada día te vuelves más- -el golpe en la puerta interrumpe el insulto. Ambos se enderezan y toma su habitual pose formal.

- Sus altezas reales.- saluda la empleada.- El rey ha solicitado su presencia inmediata en la sala principal, el príncipe de Austria está por llegar.

- Gracias.- contestan ambos. Su hermano deja una suave palmada en su espalda y emprende la marcha.

Bajan las escaleras y recibe la recriminadora mirada de su padre junto con un gruñido como saludo, su madre en cambio le sonríe con tristeza y le ofrece sus manos en cuanto llega, su madre sabe que ese noble y delicado gesto le tranquiliza.

-Todo saldrá bien, ya verás. -le consuela. -Estaremos agradecidos toda la vida por tu compromiso con el reino.

- Lo hago por ti, mamá.- besa el dorso de la mano y llena sus pulmones de aire.

 El auto finalmente llega. La lluvia sigue cayendo con fuerza y el viento hace que la brisa se infiltre en la entrada principal, el frío le produce un terrible escalofrío y apenas le da tiempo de acomodar su abrigo cuando la puerta del vehículo es abierta y revela al mismísimo Príncipe de Austria.

 Es, por no decir más, una cabeza más bajo que él. Su cabello es exageradamente rubio y puede ver lo brilloso que es aún con la pobre luz que le ilumina. Observa detenidamente sus lentos, elegantes y calculados movimientos al bajar del auto. Como agradece al servicio sin mover la cabeza.

 Puede ver sus pasos cortos pero rápidos otorgados con elegancia por esas delgadas piernas. Sus manos son igual de delgadas y sus dedos largos son pálidos, igual que su rostro. Tiene enormes ojos azules, son serenos y curiosos al mismo tiempo. Su labio inferior es rosado y carnoso a diferencia de su labio superior, que es una poco más delgado. Su nariz es afilada y un poco más larga de la norma.

Tiene los pómulos altos y el frio de la noche ha hecho que sus mejillas se llenen de color. Es bonito, no cabe duda, pero no es un hombre con quien esperaba compartir el resto de su vida.

 -Su majestad.- se dirige al rey. Luego hace una educadísima inclinación hacia la reina y procede a sonreír. Sus dientes están donde deben estar y su sonrisa se vuelve hermosa por el detalle que agrega el rojo de sus mejillas, en combinación con el color de sus labios.- Lamento la demora, el clima nos ha retrasado.

- Eso no importa. Gracias a Dios estás aquí sano y salvo.- se apresura la reina.- Es un honor para la familia real finalmente tenerte aquí.

-Así es, mi querido Príncipe.- el rey coloca una mano sobre el hombro con muchísima familiaridad.- Permite que te presente al Príncipe de Gales: James Buchanan Barnes Stark Winchest-

-Como Jamie estaba bien.-interrumpe el menor de la familia real.

-Y el Príncipe Anthony Edward Geo-

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora