Rugir.

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Es un salón exageradamente grande. Hay un pista de baile en el centro y del blanco techo cuelgan flores de cristal. La iluminación tenue hace que las copas se vean azules sobre la mesa. No cabe duda que es una preciosa recepción.


-Esto parece un sueño. –murmura Maree. –Estoy auténticamente impresionada.


Peter asiente. Su amiga lleva un impresionante vestido negro que se ciñe en su cintura y deja un delgado hombro al descubierto, luce hermosa, como siempre. Va muy segura de su brazo y sonríe suave cuando los demás se inclinan ante él.

En el centro de la recepción está el matrimonio dorado. James luce un elegante traje de azul zafiro y Steven lleva un traje corinto de gamuza con una camisa de fondo del mismo azul que James. La reina está a un costado de ellos y Peter siente el ácido inundando su cuerpo.

Buscan sus asientos después del frío saludo de su majestad y Peter respira con profundidad cuando nota que están todos en la misma maldita mesa. Incluso él. Aunque aún no ha llegado.


– ¡Me da mucha alegría verle de nuevo, su alteza real! –saluda Maree cuando Steven le sonríe.


–Puedo decir lo mismo. –las ojeras en su hermano han sido muy bien disimuladas. –Deja te presente a mi esposo, el príncipe James.


Maree hace la inclinación correspondiente y Peter no puede dejar de recorrer la habitación con la mirada. Siente su estómago de gelatina con cada segundo que pasa. –Que gusto verte, Peter.


James le sonríe y el rey estira una mano y le regala la mejor sonrisa que los nervios pueden conseguir. –Me gusta decir lo mismo de ti, James. ¿Dónde está- 


–Tomemos asiento, no tardaran en servir la cena. –irrumpe Steven.


Aquel glamuroso evento inicia y Peter se concentra en la conversación que Maree y Steven entablan y desea con todo el corazón que James le haga una señal y pueden largarse a fumar tranquilos. Pero James parece absorto viendo a Steven y no hay manera de llamar su atención.

Después de la comida, de los brindis y los buenos deseos para la pareja, sirven el postre. La música comienza a tener mayor movimiento y en cuanto la reina se retira perdedora de que ningún invitado mencionara lo que más se comentaba, las parejas comienza a invadir la pista.Maree le suplica bailar y Peter no puede negarse. 


Es tan alta, no como él, pero es fácil de llevar con sus esbeltas piernas, con su pequeña cintura, con su bonito cuerpo moviéndose al ritmo que la música y él indiquen. Es fácil recostarla y hacer que su espalda se doble en una curva casi perfecta. Es ahí, mientras Maree deja caer su cabello y confía plenamente en su agarre, es ahí donde lo ve.

Parado del otro lado de la pista. Lleva el corbatín sin armar, un traje negro y los ojos inyectados en sangre. El cabello, más largo de la norma, se enrolla en las puntas y sus labios se estiran a un costado. Maree vuelve a subir y con todo su cabello lo hace desaparecer. Peter la gira de inmediato y ya no estás más.


– ¿Estás bien? –pregunta ella siempre perspicaz.

Sus manos tiemblan, su pulso se acelera, sus ojos queman y el oxígeno comienza a escasear. –Sí, yo- dame un momento.

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora