Rey.

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 -Creo que "extraña" sería el adjetivo más acertado para calificarle. –están en la terraza de la habitación. El sol amenaza con salir y el medico dice que está bien un poco de aire fresco para el rey. –Ha estado en Escocia desde que llegue.

-Sabes que eso requiere de un gran sacrificio de parte de ella. –el rey coloca la ficha de dominó. –Cada semana su primera ministra viaja hasta allá para mantenerle al día.

-Es todo muy diferente, ¿sabes? –es su turno de colocar la ficha. –Tu gran amigo no se mantiene ahí, solamente una vez les he visto cenar juntos. Ella desayuna en sus habitaciones y pasa el día en su estudio.

-Y es diferente porque...

-Parece cada quien en su mundo. –medita un poco más su respuesta. –No parece que fueran una familia.

-Dirige un gran reino. –inicia su padre. –No es solamente un país el que ella cuida. No es como nosotros.

Steven no agrega más. Se concentra en la tranquila tarde que comparte con su padre después de lo que parece una eternidad sin verle. El cáncer que le afecta ha avanzado y no silenciosamente. Puede ver las ojeras marcadas, la delgadez de sus manos y la palidez en su cuerpo.

-Países con los que debes comenzar a relacionarte, hijo. –su padre continua. –Un día serás su líder.

-Yo no, James lo hará. –responde inmediatamente. –Yo solamente debo de cuidar al pueblo austriaco, que son mi pueblo.

-No deben ser esas las palabras del futuro rey de esta nueva unión. –su padre se hunde más en el abrigo, pero sigue viéndose autoritario. –Somos parte de la mancomunidad y tú dirigirás la misma en compañía de tu esposo.

-Futuro esposo. –corrige.

-Steve...

-Es mejor que te recuestes un rato. –cambia radicalmente el rumbo de la conversación. –Está empezando a helar y quiero que estés bien para nuestra cena.

El rey Stefan no dice más, sabe que batallas pelear y cuáles no. El empleado en la puerta se apresura y les ayuda en llevar al rey de nuevo a su cama. Steven quita sus zapatos y le envuelve en mil edredones. Acaricia el dorso de su mano hasta que el eterno cansancio reclama al rey y se lo lleva al brillante mundo de los sueños.

Steven se queda observando su acompasada respiración e ignora el nudo que se hace en su garganta. Su padre es solamente el fantasma del hombre que solía ser. La enfermedad le ha arrebatado el cobrizo color de su cabello y barba y le ha dejado un triste gris en cambio.

Le ha quitado su peso y ha dejado solo un esqueleto cubierto de piel que se esconde debajo de mil abrigos. Le ha dado mil dolores aniquilantes, le ha quitado su porte, su gracia y ha dejado el recuerdo del gran hombre que una vez fue.

Steven lleva diez días en el castillo Hochosterwitz, en el estado de Carintia, Austria. Y ha evitado exitosamente conversaciones que su padre se empeña en tener, el hecho que su matrimonio este cerca y  tenga que ir aceptando que no hay marcha atrás, que nunca hubo marcha atrás.

Faltan horas para la cena y las palabras de su padre siguen causando oleaje en su cabeza. En su habitación se coloca mejor los guantes y se marcha al perenne estanque congelado del otro lado del castillo, tal vez recordar viejos tiempos en patines le ayude a controlar todo lo que su mente trata de mantener bajo control y fracasa.  

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora