Los descubrimientos les empujaban un paso más al abismo de locura al que estaban sentenciados. Steven se sentaba en frente del tocador a secar su cabello después de su ducha nocturna. Cada noche que pasaba se desconocía un poco más que ayer.
La vergüenza seguía ahí, pero las ganas de probar, de conocer y de tocar le ganaban con tanta facilidad que el delgado rubio que le regresaba la vista en el espejo le parecía un reflejo equivocado, erróneo.
Nunca imagino que las manos de James se iban a sentir tan bien. Y lo peor es que parecía hacerse un adicto. Le encantaba cuando lo besaba hambriento, mordía su lengua y lamía los huesos de sus hombros. James le convertía en jadeos y gemidos que no creía capaz de hacer.
Y luego estaba tocarlo. Sus manos nunca habían tocado un cuerpo ajeno al suyo, pero ahí estaba, sintiendo la suave piel de la espalda nunca acabar . O cuando toco las piernas por primera vez. Musculo, carne y calor. Todo fue un golpe a su cerebro.
Clínicamente podrían diagnosticarlo con Jamesnitis severa, incurable y terminal. Los síntomas eran incluso evidentes para su círculo cercano y no había manera de seguirlo ocultando.
Cuando las tardes se alargaban en reuniones políticamente aburridas, el recuerdo de James enredado en sabanas le espantaba el sueño de inmediato. O cuando salía del baño con una toalla rodeando su cintura y pequeñísimas gotas de agua cayendo por su abdomen le obligan a tragar con pesadez.
Anthony le había obsequiado un curioso libro, no tan grueso y con las respuestas a todas las preguntas que rodaban en su cabeza.
–No es mi cumpleaños, pero gracias. –el príncipe había llegado a pasar el fin de semana al palacio.
–Es como un regalo de Navidad adelantado. –aseguro mientras escondía la sonrisa de travesura detrás del cigarrillo. –Léelo cuando estés solo, completamente solo.
Y vaya que le dijo. El libro en sus inicios hablaba de pura y santa anatomía. Luego explicaba paso a paso lo que ocurría en el cerebro durante un beso y como todo el cuerpo reaccionaba a puras hormonas. Era todo un proceso químico.
El libro tenía un capítulo dedicado a las caricias... mutuas. A los besos húmedos y extendidos, a las posiciones. Se convertía en una guía de cómo, dónde y por dónde- El solo recuerdo de lo explicito e instructivo que fue el capítulo le dan ganas de ocultar su rostro detrás de sus manos.
La noche antes de su primer aniversario tuvo el valor suficiente de preguntarle a James lo que tanto le atormentaba.
– ¿Estás feliz? –pregunto cuando el mayor terminaba de firmar unos documentos.
– ¿Feliz?
–Tú y yo, ¿estás feliz con eso? –está de pie en medio de la sala de su habitación.
James junta las cejas, pareciera que le estudia. – ¿Me estás preguntando sí estoy feliz de estar contigo?
–No. Sí, es sí, tú-
– ¿Por qué? ¿Se pueden hacer cambios? –sabe que bromea pero se da la vuelta, no está para bromas. –Steve, te estoy molestando.
Se deja caer en la cama. Mira al techo y se cuestiona porqué se avergüenza tanto, claro que sus padres le dieron esa extraña charla sobre sexo. Sabe que es normal y es un proceso y cada día parece desearlo más. Además su propio cuerpo parece listo, ansioso. Es él y su extraña mente el que dejan dudando, flotando y anhelando.
–Hey... –la cabeza de James aparece sobre él. – ¿Qué fue eso?
Traga con pesadez. Ahora o nunca. – ¿Estás bien con lo que tú y yo hacemos?
– ¿Te refieres a manosearnos? –lo dice serio pero hay diversión en sus ojos. –Bueno verás, hubo un tiempo en el me imaginaba que escondías bajo tanto ropa, ahora que puedo tocar los tesoros escondidos, digamos que feliz es un término que le queda corto.
Aunque es una respuesta que le da mucha tranquilidad y le genera una pequeña sonrisa, da paso a otra importante pregunta.
– ¿Pero no te importa que sea un hombre?
–Eso es capitulo pasado. –las manos del príncipe están filtrándose debajo de su remera. –En su momento fue extraño, pero ahora lo de menos es lo que tienes entre las piernas, eso ya no importa.
–O sea que si importaba.
–Steven, no sé tú, pero al menos para mí, es la primera vez que me gusta un hombre. –lo dice con tanta sincera que ríe. –Además, déjame decirte que tienes lo todo lo que necesito.
– ¿Podríamos tener un conversación en la que mi culo no está involucrado? –James se ha colocado entre sus piernas y sus enormes manos van viajando hacia el sur. –Una vez.
–Será difícil. –le presiona, puede sentir la necesidad en James a través del caliente contacto. –Estoy feliz Steven, ¿tú no?
Por supuesto que sí. Siempre ha creído que es bueno permitirse cosas nuevas. –Justa así como estamos, ¿está bien para ti? ¿Es suficiente?
La pregunta desequilibra a James. Detiene las caricias y se deja caer en la cama, justo a su lado. El príncipe también observa el techo y Steven desearía poder leer la mente, ver qué ocurre dentro de esa cabeza y poder hacer lo correcto.
–Sí. –contesta después de lo que supone fueron minutos. –Esto es nuevo para ambos. Muchas veces no tengo idea de qué hacer y he tenido muchas preguntas. Pero creo que es mejor ir a paso lento que arruinar las cosas.
Lo besa porque recibió las respuestas que no esperaba. Porque le cree. Porque James también tiembla cuando cuela una mano en su pantalón. Porque hay duda en los ojos del príncipe cuando él también duda. Es nuevo para los dos, para él es su primer experiencia íntima y para James es la primera vez con un hombre.
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Palacio [STUCKY] [STARKER]
FanficInglaterra y Austria deciden unirse en un ventajoso matrimonio. Es simplemente perfecto. Aunque sea una interminable cascada de muchos desastres bastante afortunados. James, príncipe de Inglaterra, descubrirá que el amor es pequeño, rubio y bastant...