Seguro.

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 -No deberías estar nervioso, estás guapísimo. –Tony siempre llenándole de ánimos. –Estoy seguro que quedará impresionado.

-Dudo eso. –responde. –Anoche su traje para cenar fue impresionante. Estoy aterrado.

Están en la terraza que la reina ha mandado a preparar para el desayuno de esa mañana. Ha dejado de llover y el sol apenas rompe con pereza un pequeñísimo pedazo de cielo. El frío es tolerable, pero no sus nervios.

-Debo irme. –Tony deja su silla. –Todo saldrá bien, no es como si fueras a conocer a la persona con quien compartirás el resto de tu vida, ¿o sí?

-No es gracioso. –se pone de pie, rodea la mesa y vuelve a su sitio. –Espera al menos que ingrese.

-No. Mamá ha amenazado a todos que ustedes deben quedar a solas. –recibe una palmada de consuelo. –Ánimo, estarás bien.

Su hermano se va. El silencio que queda hace eco en su cabeza y se concentra. Es solo una primer comida con la persona con la que enlazará su vida en un par de meses.

-Espero no llegar tarde. –no llega tarde, pero sí muy bien peinado. –Buenos días, su alteza.

-Por favor. –se levanta y observa. –Solo James está bien.

Steve lleva un abrigo rojo escarlata, lo que resalta el color de sus labios en su pálido rostro. Tiene las manos al frente y están enlazadas. Se ve su anillo real y James desea estar en cualquier lugar que ahí.

-¿Seguro? –James regresa a la tierra.

-Por supuesto. –la verdad no. –Por favor, siéntate. El desayuno empezará de inmediato.

Y así es. Las mujeres ingresan con el debido permiso y comienzan a llenar la mesa de frutas, de huevos pasados en vinagre, de pan recién horneado, de jaleas y panqueques humeantes. Sirven el té y dejan una cafetera preparada.

James coloca huevos y pan en su plato. Steve sirve fruta picada en pequeños trozos, les baña de yogurt natural y sirve un panqueque. No hay palabras de por medio. Solo el tintineo de los cubiertos chocando contra la vajilla.

-¿Lograste descansar? –pregunta cuando la mitad de su comida comienza a disminuir.

-Sí. Bastante.

-Espero te guste el clima de Balmoral, aunque llueva todo el tiempo.

-Prefiero los días soleados. –fin de la conversación.

Tal vez no es incomodidad. Es solo que no tiene ni idea de donde comenzar. Debieron hablar hace meses, cuándo se les anunciaron las decisiones a tomar, así no sería tan raro estar de frente y ver a todos lados menos el uno al otro.

-Debo asegurarme de unas presentaciones durante el resto del día. –anuncia cuando ha terminado. -¿Te parece bien vernos para cenar?

-Sí. –Steven le mira con cautela. –Su majestad la reina me dicho que practicaremos durante el día lo que debemos decir para el anuncio del compromiso.

-Muy bien. –no tiene ni la mínima idea de cómo despedirse. –Hasta la noche, entonces.

-Hasta entonces.

James deja la terraza, pero el suspira cansado de Steven le acompaña hasta que sube al vehículo e ingresa a Londres. 

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora