Palacio [STUCKY] [STARKER]

Per cápita.

El Palacio de Kensington fue desempolvado y redecorado en el corto período de doce días, el tiempo en que los príncipes herederos estuvieron en Austria. 

Cuando la mudanza se anuncio y James ordenó los cambios mientras viaja de Londres a Carintia, muchos fueron los rumores. Una más descabellado que el otro, pero todos bastante interesantes. Unos decían que era el fin de la pareja, que el palacio se ponía nuevamente en funcionamiento para que el príncipe Steven viva ahí.

Otros apuntaban lo contrario, que era para el príncipe James ya que el otro príncipe lo había desterrado de su propio palacio. Otros decían que era para ultra secreta amante del príncipe James, la otra mitad apuntaban para la inexistente amante del príncipe Steven. 

Independientemente cuál sea el motivo madre, todos los trabajadores cumplieron con su labor en el menor tiempo posible. Carol dictaba las órdenes y Loki se encargaba que cada cosa fuera quedando en su sitio. Todos corriendo para poder cumplir con cada solicitud que llegaba desde Austria. 

Steven se rehusó a viajar de regreso hasta que James le aseguró que todo iba a ser diferente, y bajo ciertas técnicas, Steven no pudo más que ceder. 

– ¿Te gusta? –dejan que Pigeon corra en toda la sala y Steven contiene la respiración.

–¿En serio preguntas que sí me gusta? –rodea la sala y se da cuenta del fuerte aroma a nuevo que hay en la habitación. – ¿Cuándo hiciste esto?

–Las planes estaban desde antes de... –James también observa, no fue una renovación total, eso llevaría semanas, pero pidió sofás nuevos, colores claros, alegres. Que espante el polvo que se acumulaba en el viejo palacio.

–Es increíble. –le gustan los suaves colores, los adornos de las esquinas y el toque del espejo sobre la chimenea. Se hunde en uno de los suaves sofás y suspira.

Temía realmente volver al Palacio de Buckingham, sus solitarios y eternos pasillos ya no le daban seguridad, ni confianza. Además, todo era mil veces mejor cuando la reina ni siquiera estaba a un kilómetro de distancia. Respira profundo y James está a su lado.

Parece que siguen envueltos en su propia burbuja. Y esta claro que ninguna medida de tiempo y besos es suficiente. Comienzan a besarse después de lo que parece una eternidad, pero fueron una docena de minutos del Buckingham a Kensington. Las manos de James se cuelan en el cárdigan y sin prisa ni pena están enrollándose alrededor de su cintura, casi obligándole a recostarse entre los almohadones del sofá.

El calor invade su cuerpo, hace que su cuerpo reaccione de inmediato a los toques de su esposo y naturalmente fluye, se convierte en líquido y deja que James haga de lo todo lo que desee.

–Vaya, de seguro interrumpo. –Steven traslada sus manos de la espalda de James a su rostro. 

– ¡Anthony! –James aclara su garganta y se levanta despacio. –Creí que vendrías más tarde...