Más.

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 Puede escuchar el revuelo de los reporteros, escucha hasta las preguntas que harán y eso no tranquiliza nada sus nervios. Mueve su cuello hacia ambos lados y verifica nuevamente su reflejo.

El traje es azul marino. La camisa es blanca. El broche que le han obsequiado está colocado sobre la bolsa del saco y su cabello fue peinado y asegurado hacia un lado. Su anillo real está en su sitio y lo más probable es que vomite.

James entra y aparta la vista de inmediato, aunque vio el perfecto traje corinto que lleva y también ve la caja aterciopelada que sujeta su mano.

-Esto es para ti. –extiende la mano. –No debía ser este, pero el que he pedido se ha extraviado. Será temporal.

Toma la caja. Es una delgada argolla de blanco color. No lleva nada más.

-¿Les diré que este es el anillo que me has dado?

-Preferiría decirles que no hay anillo. –confiesa. –Pero son protocolos.

-Prefiero lo mismo. –y ve el alivio en la mirada de James. –No creo que sea tan grave el hecho que no haya anillo.

-Estoy de acuerdo. –James se acerca un paso y se detiene. Se ve lo incómodo, lo nervioso y estresado que está. –Muy bien, cuando quieras.

En el ensayo todo fue fácil. La reina les indicaba como debían tomarse las manos, les decía como iban a sonreír y decía que preguntas responder y cuáles no. Tony se ofreció a practicar con la reina y todo fue sencillo.

Pero ahora ahí, sentía que todo el ensayo fue de por gusto. Es la primera vez que se enfrentara a la prensa inglesa y con James de su brazo. La entrevista no será televisada porque se programó para durar menos de cuarenta minutos.

Habrá reporteros austriacos, porque su nación debe estar al tanto de sus decisiones. Porque esa unión les mantendrá a salvo, tiene que hacerlo.

-¿Steven? –James le ofrece la mano, la coordinadora les dice que es tiempo.

La toma y se vuelve a sorprender con lo cálida que es, es fácil enredar sus dedos con los ajenas. La puerta se abre y los flashes se disparan.

Se colocan en la marca del suelo y sonríen. Se giran levemente a la derecha y sonríen, se giran a la izquierda y repiten la acción. James aplica presión en el agarre, llamando su atención. Se ven durante cinco segundos, vuelven a sonreírse, aunque esta vez entre ellos para ofrecerse un poco de consuelo y así poder enfrentar las cámaras.

-Es di mi agrado anunciarles que el Príncipe Steven de Austria ha aceptado mi propuesta. –la voz de James silencia a todas. –Nuestra unión será para el día veinte y dos del próximo noviembre.

-¿Por qué esperar cuatro meses?

-¿Cómo afecta esto la corona de Austria?

-Con esto confirmaría que el Príncipe Steven es un doncel, ¿correcto?

-El tiempo acordado es para esperar la mejoría de la salud del Rey Stefan y que así pueda acompañarnos en tan importante día. –contesta Steven.

-Esta unión, no solo de nuestras vidas y nuestro amor, unifica al reino de Austria y Gran Bretaña. –declara James como lo acordado en el ensayo.

Las preguntas se multiplican y las voces casi superan el ruido de las cámaras. Steven sujeta con mayor fuerza el agarre. Sigue sonriendo y asiento a la mayoría de preguntas a las que sí les es permitido contestar.

-Pero, ¿están enamorados? –pregunta uno de los England Daily, el diario oficial de la corona.

-Bastante. –lo dice con tanta convicción que el propio Steven se estremece. –Es con él con quien siempre soñé compartir mi vida.

Todos apuntan, todos capturas fotografías y todos son testigos de cómo el color tiñe las mejillas del príncipe de Austria y este sonríe más auténtico, más nervioso y más comprometido que nunca. 

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora