Fluye.

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Son tres delgadas, entre rosas y moradas, líneas las que decoran la mejilla de Steven. Sentado frente al espejo de su armario las ve y traga con pesadez. Nunca nadie en su vida le había levantado la mano, nunca hubo necesidad. Decir que está abrumado y bastante sorprendido sería justo, pero a pesar de tener el mal sabor en la boca, no se arrepiente. Lo haría todo el día si fuera necesario.

Loki no le cree cuando le cuenta, mientras ordena la cena para su habitación. – ¿Está seguro, su alteza? Podría creer muchas cosas... pero eso. 

–Lo sé. –no puede quitar la vista de su reflejo. –Nadie imaginaria que la reina es una bravucona. 

–Wow... –Loki tampoco deja de verle. –Su alteza, es usted increíble. Admiro su valentía, enfrentarse a ella requiere mucho coraje. ¿Cómo lo hace?

–No me gustan las injusticias, ni los bravucones. –afirma, girando el rostro, para observar mejor las marcas. –No importa de donde sean, o de que cunan vengan.

Loki esta listo para responder, pero la puerta abriéndose les indica que James ha regresado de su habitación. –Bien, le traeré la cena en unos minutos.

–Gracias. –musita y observa la figura de James recostarse en la puerta, el reflejo del espejo no le hace justicia a los bonitos ojos húmedos y el cabello alborotado. – ¿Te sientes mejor?

Para James ha sido como caminar a ciegas con un pan tieso en la mano como única arma de defensa. Cuando volvieron a su apartado del palacio su cabeza estaba a punto de estallar y Steven le sugirió una larga, larga ducha de agua caliente. La tomó en su habitación porque el príncipe le dijo que haría lo mismo y le cerró la puerta en la cara.

Por culpa de estrés, se ve obligado a desempolvar sus viejos cigarrillos y fumarlos en una esquina de la ventana. La nicotina entra de inmediato a su cuerpo y hace que la jaqueca flaquee. No tiene idea ni por donde empezar, a donde sea que vea, son conflictos, altercados y discusiones sin fin.

–Mucho mejor, ¿y tú? –es irónico que Steven pregunte si esta bien, sobre todo cuando es él quien lleva tres marcas en su impecable piel de porcelana.

–Bastante bien, sí. –sonríe, como si nada hubiera pasado, como si problemas no estuvieran a punto de llegar.

– ¿Quieres hacer algo?

Steven niega. Se ha cambiado el abrigo por un largo suéter blanco con rayas verdes que tiene que remangar un poco porque le cubre la mitad de las manos, también cambio los jeans por un cómodo pantalón de blanco chándal y solo lleva calcetines. –Solo cenar y dormir, ¿tú harás algo?

–Tu plan me ha capturado. –y es que lo último que James quiere es salir y enfrentarse al mundo real.

Tres días son necesarios para que las marcas desaparezcan y Steven puede salir tranquilamente de la habitación. Y es que se auto confinó para evitar alguna filtración, incluso de los empleados. Todo era fácil de mal interpretarse.

Vuelven a sus rutinas, a sus trabajos, a las obligaciones y a los deberes. Vuelven a besarse hasta dormirse y de vez en cuando, tocar un poco más. Steven sabe que no está todo completamente bien, siempre hay un silencio angustioso que se filtra ellos. Un silencio que grita todo lo que ellos han decidido no hablar.

A los siete días del altercado, James recibe el llamado de su madre. Steven no sabe como actuar ante la situación y se encierra en la cocina cuando la hora de partir de James se acerca. No han vuelto a hablar de mudarse del palacio, quiere estar lejos de las malas energías que atraviesan los muros, pero James no ha vuelto a tocar el tema.

Pareciera que todo se está amontonando, como un cesto de frutas podridas, es cuestión de tiempo para apestarlo todo. 

– ¿Cuándo vienes a visitarme? –pregunta Peter por el teléfono. 

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora