Fácil.

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 Todos en la cocina enloquecen un poco cada vez que entra. Lleva años haciéndolo, pero todo el servicio parece olvidarlo.

-Su alteza. –Clarissa, la jefa de cocina. –Empezaremos con Frittatensuppe, la sopa seguro calentará a los príncipes. Seguiremos con el asado de cerdo y de postre Salzburger Nockerln.

-Un poco de salsa de frambuesa tibia quedaría bien con los pastelitos. –es su primer cena como anfitrión, debe ser perfecta.

Los príncipes se cambian para la cena, mientras la servidumbre ayuda al rey Stefan a llegar al comedor próximo a la cocina. Es una habitación con una mesa redonda de vidrio, una chimenea siempre encendida y el aroma de las especies que se albergan en la próxima estancia se infiltran por las paredes y hace la habitación mucho más acogedora de lo que ya es.

-Pero mira que guapo estás. –el comentario de su padre le llena de color. –Eres la viva imagen de tu madre.

-Papá... -le amonesta. –Mamá era la mujer más hermosa de la tierra.

-Con más razón. –contesta el rey.

Se ve con más color, aunque Steve supone que es el efecto de los tres abrigos que tiene puesto sumado al calor que la chimenea expulsa. Lleva una elegante camisa de fondo color nuez y en sus ojos hay un poco de brillo.

-Su majestad, los príncipes de Inglaterra. –anuncia el servicio.

Tony entra con su corbatín bien hecho, luce un traje negro y una camisa azul marino. Se inclina ante el rey y le da a Steven un abrazo. James lleva una camisa negra y un abrigo escarlata.

-Su majestad. –se inclina ante el rey. –Es realmente un placer y un gusto volver a verle.

-Oh Jamie, no estás en tu tierra. Ven y dame un abrazo, muchacho.

El príncipe cumple con la solicitud. El rey palmea su espalda y le dice que la última vez que le vio apenas le llegaba al hombro, que ahora está hecho todo un galán.

Cuando todos están en su lugar, llega el primer plato. Tony lo devora sin contemplaciones alegando que es la mejor sopa que ha tomado en su vida y que si pueden hacerla en Londres. Steven le dice que sí, que con todo gusto podría prepararla.

El segundo plato es un asado de cerdo muy austriaco acompañado de papas. Su padre y James se han envuelto en una apasionada conversación sobre sementales ganadores de históricas carreras en las Ascot. Tony sigue comiendo sin detenerse y exclama con entusiasmo que se mudará a esa cocina.

-¿Y este manjar? –pregunta James cuando los Salzburger Nockerln son servidos. –Dios, huele delicioso.

-Es un soufflé dulce. Son claras de huevo con un poco de azúcar y un poquito de yemas. –contesta Steve. –Lleva una pizca de harina y azúcar de vainilla.

-Se sirven tres porque cada uno representa los tres montes nevados de Salzburgo. –Agrega el rey. -Son uno de los postres preferidos de Stevie, estos son hechos por él.

-¡Es como comerse una nube! –exclama Tony mientras devora el segundo pastel. –Dios, Steve, ¿por qué no nos dijiste que eres un ángel en la cocina?

-Nunca preguntaste. –se defiende. Observa como James lleva el primer bocado del suave pastel y cierra los ojos mientras lo prueba. Escucha el suspiro satisfactorio y recupera la respiración que detuvo. - ¿Tu qué opinas?

-Que tendrás al esposo más feliz del planeta si cocinas así de bien. –la declaratorio tiene fuerza. Le marea un poco. Por un breve periodo de tiempo olvido que James no era una visita cualquier, era su prometido.

-Y al cuñado más gordo. –Tony le agrega más azúcar glaseada al pastel y más fuerza a la declaración.

El rey Stefan ríe a carcajadas, confiesa lo bien que le ha caído Tony y lo feliz que esta al saber que han aceptado a su hijo como un miembro más de la familia.

-¿Cómo no hacerlo? –el príncipe menor contesta al rey. –Es fácil de querer, aún más sabiendo que es un genio en la cocina.

-¿Estás de acuerdo en eso, James? –indaga el rey.

-Completamente. –sin asomo de duda. –Es fácil de querer.

Steve sonríe una vez más, siente el calor recorrer la instancia haciendo que se sienta todo natural, familiar, cercano. Se siente realmente dichoso de poder compartir una cena con su padre como en los viejos tiempos. Le alegra la facilidad con la que Tony hace conversaciones y graciosos comentarios de cualquier cosa.

Pero sobre todo le gusta de manera inquietante la manera que James le ve en todo momento. Sus ojos apenas se apartaban para contestarle a su padre o para partir el asado de cerdo. Y debe admitir que es halagador estar reflejado en los iris del príncipe.   

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora