Palacio [STUCKY] [STARKER]

No digas nada.

–Estamos completamente agradecidos con el pueblo británico, mi pueblo, con el apoyo que le ha dado a mi familia.

A pesar que hay sol, la reina no lleva un sombrero. Su rubio cabello con su característico partido al centro resplandece. Steven escucha atentamente cada palabra que sale de la monarca sin creer una sola

–Es cuestión de horas para que las autoridades encuentren a mi hijo y castigue a los malhechores. –es mentira, James se fue hace cuatro días y ella sigue repitiendo los mismo.

La señora en la televisión habla de la unión familiar, cuando solo le ha visitado una vez por menos de una hora. Dice que se debe mantener la calma y esperar que las autoridades hagan su trabajo, lo dice después de gritarle al detective a cargo.

–Creí que estarías en la conferencia. –Samuel, alto y sereno irrumpiendo en la sala. –Su alteza.

Steven le sonríe, es agradable ver una cara en la que confiar, además de Tony. –No tengo que decirle a la prensa

–Bueno, la reina ha dicho que estás indispuesto. –Samuel toma asiento. –Algo como "muriendo lentamente".

Rueda los ojos, la escuchó. – ¿Puedo ofrecerte un té?

Son más de las cinco, así que lo correcto sería eso. – ¿Qué tal un trago? –pero Sam no es el típico inglés.

–Por supuesto.

Apaga el televisor y le sirve un trago a su visita. Toma asiento y sabe que Sam no le dirá lo que todos le han venido a decir. El chico es diferente, fresco, ingenioso y muy inteligente. Se pregunta cómo termino con alguien como Zemo.

–Su alteza debería hacer la pregunta que ronda en su cabeza. –bromea el mayor. –Y quisiera apostar qué es la pregunta que todos se hacen.

–Dame la respuesta y te diré si esa era la pregunta. –bromea con él.

– Zemo y yo somos mucho más de lo que se ve. –el rostro del moreno se vuelve un poco más serio, no abandonando la sonrisa. –Si bien tuvo un extraño comienzo ahora estamos donde siempre quisimos.

La tarde termina de morir a medida que la interesante conversación de Samuel fluye. Le cuenta que fueron un matrimonio arreglado, sí. Pero que fue la mejor decisión que pudo haber tomado, que no cambiaría nada.

–Él me salvo de la quiebra y yo le salve de él mismo. –es el tercer vaso de Sam y el suyo apenas el primero. –Estábamos perdidos por separados, luego perdidos juntos y luego, es todo lo que quiero ver cada mañana de mi vida.

Siente algo removerse en el fondo de su estómago, un sentimiento de alivio y esperanza. –Suena de locos.

–Y lo es. –afirma con entusiasmo. –Zemo está lejos de ser normal y cada día es una aventura.

Cuando Sam se va, tiene sentimientos agridulces. Espera que algún día James pueda decir eso de él, aunque Steven sea la persona más aburrida del planeta. Y aunque la conversación fue amena, su mente sigue viajando al príncipe perdido, anhelando que el teléfono suene y su alma regrese al cuerpo.

–Su majestad la reina está molesta por su ausencia el día de hoy. –Loki ha llegado con los últimos informes del día. –Toda la prensa esperaba verle.

–No soy como ella, no puedo salir a decir mentiras. –soba sus sienes y desliza una mano por su cabello, en un estresante gesto. –Puedes irte a descansar, te veré mañana.

–Podría esperar a su alteza el príncipe Anthony, hacerle un poco de compañía. –sugiere.

–Está con sus deberes de la universidad, no sé a qué hora vendrá, puedes irte. –no es como si fuera a morirse si se queda solo un par de horas.

–Su alteza, de verdad no me importaría.

–Loki, dije qu-

El teléfono suena y siente como si su corazón bajará hasta sus pies. Un escalofrío recorre su cuerpo y su lengua se pega en su boca. Deja el sofá antes que Loki siquiera reaccione y toma el dispositivo.

–Un vehículo va a por ti, sé que queras verlo antes que las autoridades se lo lleven. –es el prefecto francés de Peter y su pecho vibra. –Iré a tu casa en cuanto termine con esto.

–Gracias. –logra susurrar, el nudo en su garganta es asfixiante.

–Tu n'as aucune raison d'être reconnaissante, chérie.

Cuando se gira Loki ya está sosteniendo su abrigo. –Por favor, no digas nada.

–De ninguna manera, su alteza.

Steven ya va llegando a la puerta. – ¡Y vete a casa!