Recta final.

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— ¿Dónde estabas? —pregunta mientras se lanza de su cama, asustándole en el proceso. —Sé que no estabas con tus guardaespaldas, así que no me mientas.

—No voy a mentirte, Jamie. —asegura mientras deja la mochila sobre el escritorio. —Y ya te he pedido que no entres a mi habitación cuando no estoy.

— ¿Has descubierto algo? 

Vincent toma una larga bocanada de aire y se inclina para encender la chimenea y evitar ver el rostro de su hermano. —No, aún nada. 

—Mientes. —declara el adolescente con los castaños ojos molestos. 

— ¿Por qué lo haría? —cuestiona sin voltear a verle. 

—Vinny...

—No me digas así.

Jamie da un par de pasos y aunque bastante alto para sus casi trece años, sigue sin alcanzarle. — ¿De verdad crees que la abuela decidiera separarse de nosotros solo porque sí? 

—Jamie, esas cosas no nos incumben.

— ¡Claro que sí! ¡Somos familia! —alega mientras los castaños cabellos se agitan. —No puedo ser el único que sospeche.

—No lo eres, pero ya te dije. —se pone de pie y aunque no le guste, sabe  que su altura hace retroceder a su apasionado hermano. —No podemos solo sospechar y acusar, tenemos que tener pruebas. 

—A ti es a quién más debería importarle esto. —continúa. —Eras el favorito de ella, ¡¿cómo puede solo no importarte?!

—No existe eso de favorito.

—Claro que sí y no importa. —se defiende mientras las orejas se manchan de color. —Solo quiero entender porqué cambio.

—Ella no estaba de acuerdo con mudarnos, Jamie.

— ¡Papá tampoco y no lo dudó un segundo cuando mi padre murió! —escupe con tanta rabia que Vincent tiembla un poco. — ¡Quiero respuestas, Vincent!

El príncipe Vincent da un paso más y abraza con facilidad a su hermano menor. —Sé que no te gusta aquí y quieres entenderlo todo, pero debes mantenerte sereno. 

Jamie se queda quieto, respirando rápido y pelando con las lágrimas que siempre caen sin su permiso. —A veces te odio.

Vincent resopla divertido. —Lo sé.

—Te pareces demasiado a él. —declara derrotado, despareciendo con fuerza el rastro húmedo de sus mejillas. 

Sigue acariciando los castaños cabellos y respira despacio, profundo y buscando un ritmo. Entiende perfectamente a su hermano, siente exactamente lo mismo cada maldito día. Verse en cualquier superficie reflejante es verlo a él, pero no es esa la parte más difícil. 

—De acuerdo, me voy. —su hermano rompe el contacto y lo ve un par de segundos más. —Tienes que decirme lo que sea que pase por tu cabeza, ¿de acuerdo?

—Eres muy pequeño para ser tan mandón.

— ¡Oye!

—Vete, se hace tarde para tus prácticas. —le empuja suavemente. Jamie le ve con fuerza, como si atravesara su alma con una sola mirada. 

—De acuerdo, de acuerdo. —se va agitando las manos y dando pasos demasiado largos. 

Se hunde un rato en la cama, peleando con pensar en nada antes que pensar en todo. No es que no quiera recordar, solo que es agotador hacerlo. No quiere meditar en las acaloradas palabras de su hermano o los comentarios escuálidos que Thomás.

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora