Palacio [STUCKY] [STARKER]

Peter, el maldito rey. II/II

Mientras Peter habla con Jade, Anthony se fija que tiene la misma postura que Steven. Espalda recta, hombros alzados, la mano izquierda colocada sobre la derecha para mostrar el anillo real que va en el meñique. Su vista se queda concentrada ahí, en el dedo anular que no posee ningún anillo.

No escucha lo que hablan. Ha aprendido a convertir en ruido blanco la mayoría de los sonidos que lo rodean, no quiere detenerse a escuchar porque luego se pone a pensar. Y ya tiene suficiente con sus propios pensamientos que le atormentan.

Empezando por el hecho que tendrá una clandestina boda, bueno no clandestina sino sumamente privada porque han decidido primero hacer la unión y después el anuncio, con Peter en un par de horas. 

Segundo, que por fin ha podido hablar con James y después de escuchar por días completos su regaños y amonestaciones han podido tener una conversación como los hermanos que son. No sin el temor que James sea descubierto hablando con él. Lo que le parece irónico es que James le hable a él y no a Steven.

Pero ha escuchado que ambas partes han decidido en volver a ser los mismos cabeza dura de siempre y pidiendo disculpas por el daño causado cada vez que puede, pide un milagro más al cielo para que la relación de su hermano vuelva a ser lo que era. 

–Estamos listos, su alteza. –le habla Jade mientras sostiene la caja que guarda el traje elegido para aquella tarde.

Ve a Peter sonreírle desde la puerta y respira profundo.

Es un bonito salón de Versalles. El techo es formado por pequeños paneles de cristal que dejan entrar tanta luz, como si estuvieran afuera. Hay pequeños ramos de blancas flores adornando silenciosamente la habitación, un par de sillas; el obispo encargado de la unión espera en el altar improvisado y Anthony tiene ganas de vomitar.

– ¿Listo? –Steven lleva un suave traje celeste, sus cabellos están peinados a un lado.

–Sí, dame un momento. –no ve a Peter por ningún lado y sale por una de las puertas de la habitación.

Reposa la cabeza contra la pared y respira. No habrá nadie más que el obispo, el juez que declarará valida la unión, Jade y Steven como testigos y Peter. Le gustaría al menos que James le acompañara en ese momento, pero dado la magnitud de los eventos, el tamaño de su travesura, no puede pedir más.

– ¿Planeas escapar? –su corazón se detiene por un breve momento.

– ¡Papá! –siente sus ojos humedecerse y esta vez no es culpa de la hormonas. – ¿Qué haces aquí? 

Antes de una respuesta, recibe un necesitado abrazo. –No pensabas que me perdería la boda de mi hijo, ¿o sí?

–Yo creí que-

–No importa que creías, o que has hecho. –su padre deja un suave beso en su frente y acomoda los cabellos que se niegan a permanecer ordenados. –Por Dios, qué guapo estás. Eres idéntico... a mí.