Golpe de Suerte.

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Cuando despierta, descubre que se han detenido en una solitaria gasolinera. Le duele un poco el cuello por dormir contra la ventana, tiene la boca seca y unas ganas de llorar apenas controlables. El general está comprando en la pequeña tienda de la estación y Loki está a un lado del vehículo, cuidando su puerta.

El reloj marca las nueve de la noche con ocho minutos y asume que están por llegar. Su pecho sigue con la misma presión dolorosa, silenciosa y abrumante que tenía cuando la mano de James le soltó y decidió no acompañarle. Su mente se llena momentáneamente del recuerdo del príncipe parado en la salida. Abre la puerta, ya tendrá tiempo de pensar en él cuando las llamas, literalmente, se hayan apagado.

– ¡Su alteza! –se altera su buen secretario. –No le recomiendo que se baje, podría ser reconocido por alguien.

–Quería un poco de agua. –no se baja, Loki siempre es más precavido que él. – ¿No tienes hambre?

Loki abre la puerta trasera del vehículo y le extiende una botella de agua que está cerca de la congelación. –Un poco, le he comprado estos, si mi alemán no me falla, asumo que son de fresa.

Es un empaque morado con dos galletas de mantequilla con el relleno de jalea de mora. –Cerca. –le murmura abriendo el paquete y llevando una galleta a la boca.

Loki lleva unos jeans negros, un suéter negro y botas del mismo color. Incluso el largo abrigo es negro. Sabe que su secretario trata de lucir casual y pasar desapercibido, pero es tan alto, tan serio y tan guapo, que pareciera que es el villano de una película de mafiosos.

El general ha salido de la tienda cargando una bolsa de cartón. Se ha recostado en la pared y ha encendido un cigarrillo. Habla en el extraño celular negro que porta, es pequeño, con tapadera y se le saca una larga antena para tener comunicación, Peter estaría enloquecido ante la práctica tecnología

– ¿Has sabido algo de Peter?

–La asistente de la asistente de Jade me dijo que los esperaban para mañana, que irlos a buscar tomaría el mismo tiempo que esperarle que regrese.

– ¿Pero?

–Que salieron de inmediato. –finaliza Loki. Steven come la segunda galleta, de todos los momentos que Peter tuvo para irse de excursión con su grupo de machos a los Montes Urales, a peregrinar donde ocurrió el paso Diátlov, tuvo que elegir esas fechas.

Peter ya habría eliminado la amenaza con su ultra secreto equipo de inteligencia, el mismo que encontró a James cuando fue secuestrado. James...

– ¿Continuamos? –el general ha llegado a ellos y le ha extendido a Loki un vaso de papel. –Sé que a los ingleses les gusta el té, pero sólo tenían café.

Loki le observa un par de segundos, pero recibe el vaso y murmura un "gracias". –Su alteza, ¿algo en lo que le pueda ayudar?

–Gracias Loki, ya estamos por llegar. –Loki asiente y se va a su auto.

Steven vuelve a cerrar la puerta y se sorprende cuando el general ya está frente al volante y está terriblemente nervioso. – ¿Pasa algo, general?

–Le he comprado un café, pero no sé si está permitido... –le ve con sus bonitos ojos azules y le sonríe tímido.

–Gracias. –toma el vaso y da un sorbo. El calor se expande de su estómago hacia su pecho. –No son momentos para pensar en protocolos, general.

Se ponen en marcha de nuevo. Las revisiones en el mapa indican que están a menos de cuarenta kilómetros. El general inicia la conversación informándole que el comando Star está a una hora de llegar y que el punto de encuentro será en uno de los hoteles desalojados.

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora