Eternamente.

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Es una multitud reunida alrededor de los portones de Buckingham. Miles de personas aclaman con energía, gritan sus nombres y piden desesperadamente ser vistos. Jamie solicita que detengan el vehículo antes de entrar y escucha como la multitud se aloca. 

— ¡Andando! ¡Hay que saludar! —casi grita mientras baja a prisas. 

James se gira a su hijo mayor, quien parece hundirse un poco más en el asiento. —Está bien sino quieres hacerlo, ¿de acuerdo?

Vincent lo ve con sus celestes ojos angustiados y asiente despacio. —Gracias, papá.

Respira profundo cuando recibe los gritos que la multitud lanza. Sonríe en automático y alza la mano, saluda a cuantos puede y procura mantener aquella masa de gente en control. La gente pelea por alcanzar su mano y entregarle aunque sea uno de mil presentes que han llevado. 

Pero la multitud enmudece cuando Vincent baja del vehículo. Con un elegante blazer celeste pastel, con los cabellos libres de cualquier fijador. Sonrojado por el calor y los nervios, sonriendo automáticamente ante la muestra de cariño de aquel pueblo ajeno para él. Es como si hubieran bajado en el tiempo y un tímido Steven saludara con emoción.

El rugido inicia en el centro de aquella multitud y hace temblar su corazón. — ¡Vinny! ¡Vinny!

Todos gritan con demasiado amor y James nota las lágrimas que humedecen los bonitos ojos de su hijo. Respira profundo, manteniéndose sereno y sujetando con fuerza las manos de sus descendencia. Jamie utiliza la mano libre para ocultar sus ojos del sol y sigue sonriendo.

Vincent inclina un poco el rostro a la izquierda, sonríe despacio y respira profundo. 

Parece que hay cosas que están destinadas a ser y que ningún catastrófico evento puede alterarlas. 

No fue difícil, pero tampoco fácil. Cuando se anunció que su majestad, la reina María, abdicaría en favor a su nieto por problemas de salud, el pueblo se vio sacudido y dividido en dos. Unos preocupados por la salud de su monarca y otros contrariados porque sea un extranjero quién llegue a portar la corona, a convertirse en su líder como si nada.

Pero Vincent no tardó en llenar portadas donde se mostraba ansioso y verdaderamente involucrado con el nuevo deber al que se enfrentaba.

—Debíamos cuidar a mi abuelo, mantenerse unidos como familia fue lo más importante después del accidente de mi padre. —declaró en una de las tantas entrevistas. —No estar en Inglaterra me hace menos inglés. —sonreía despacio. —Siempre han estado en mis oraciones. 

Fue despacio y con enternecedora sinceridad que Vincent conquistó el corazón de los ingleses. No sin recordarles que desde Austria siguió encargándose de las fundaciones de su padre, que nunca han sido olvidadas. 

Así llegaron al primero de Junio del 2008, tres días antes de su coronación como Rey de Inglaterra. Ya no había vuelta atrás.

—Esto es escalofriantemente excitante, Dios mío. —declara Tony con las mejillas sonrojadas.

—Eres fascinantemente desagradable. —exclama James con las cejas juntas. 

—Discúlpame, James. Pero entiende. —le murmura mientras se acerca todavía más. —Nunca pensé que volvería al palacio de Buckingham, no después de que mamá me echó.

— ¡Y vaya forma de echarte! —concuerda Peter, mientras sigue llenando los vasos de whisky. —Es como si... 

—Ella lo perdiera todo. —completa Tony.

Lo perdió, James está seguro. Vincent aceptó mantener la corona de la reina María en su casa bajo una serie de condiciones que destruían todo el orgullo de la monarca. Empezando por retirarle el exilio a su tío, quien regresaba  por la puerta grande, en compañía de su perfecto esposo y sus conflictivos hijos. 

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora