Yo.

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 Están en la cocina del enorme castillo. El príncipe Steven coloca pequeñas flores de azúcar en el pastel que planean degustar en la noche. Se ve tan tranquilo, profundo y lejano. El general Walker da un largo trago al ron que el rey Peter le ha dejado servido y sigue con la tarea de dibujar pequeñísimas líneas con un mondadientes en los diminutos pétalos de azúcar.

Quisiera decirle muchas cosas, asegurarle que se hizo lo correcto y evitaron un mal mayor. Que saldrá adelante y que su padre entenderá que tal vez no fue lo más decente, pero sí lo más seguro.

– ¿Cree que tarden mucho en regresar? –le pregunta para poder volver oír su voz.

–Lo más seguro es que sí, Peter tiene este lado macho y cuando encuentra con quien ir a jugar, ni quien lo pare. –le contesta con el fantasma de una sonrisa apareciendo en su rostro.

–Su alteza... ¿su padre está molesto por nuestra permanencia aquí? Porque si es así, nos marchamos de inmediato.

–No. Mi padre está molesto porque traje soldados americanos a solucionar un problema de una manera escasamente ética, porque fui a una zona peligrosa sin avisarle y le prometí al pueblo que arreglaríamos todo, aunque no tenga ni idea de cómo quedaron las finanzas por el dinero utilizado para apagar el incendio. –levanta la vista del pastel y le sonríe. –Nada tienen que ver su presencia en el castillo, general.

John sabe de la acalorada discusión que Steven tuvo con el Rey Stefan y la duquesa Margarita. No fue intencional, pero escuchó lo suficiente para saber que Steven estaba en serios problemas con el pueblo austriaco y ni se diga los que le esperan en Inglaterra.

Y es que todo fue muy rápido, Loki y Steven tenían un plan para ocultarlos un par de horas, para descansar y comer algo antes de partir, pero la llegada apresurada del rey Peter solicitando ver al rey Stefan y al príncipe les alteró a todos. El Rey Peter encontró a los soldados y a Steven almorzando a escondidas en una de las cocinas, lo cargo por el aire, beso sus mejillas y luego tiro de sus orejas.

Una vez pasada la adrenalina del momento, el rey se fijo en que él estaba ahí y su equipo de élite. Le tomo unos segundos descubrir que había pasado y luego estaba destapando exquisitas botellas de ron para celebrar. John se contuvo, pero no sus soldados.

Unos minutos después, Steven era llamado por su padre y por su prima. John no tenía ni idea que hacer, si debía ir y presentar sus saludos al rey o simplemente quedarse ahí a esperar que le decapitaran por ser cómplice en la travesura del príncipe.

–Relájate, Johnny. –le aseguró el rey, tocando su hombro. –Steven sabe defenderse.

Y lo sabía, lo había visto en primera fila. Pero su instinto protector era muchísimo más grande, más fuerte. Por eso dijo que saldría a fumar y fue, pero no sin antes perderse un poco y escuchar a escondidas como el príncipe defendía sus argumentos con fiereza.

–No importa que hagan o que digan, lo hecho ya está. El problema se solucionó. – afirma.

– ¿Qué no entiendes que hiciste una declaración de guerra?

–Por Dios, Margarita. Estás exagerando, nadie se dio cuenta ni se dará. ¡Fue un accidente!

–Hijo, ¿perdiste la cabeza?

– Papá, hice lo que se tenía que hacer. La seguridad y el bienestar del pueblo están sobre cualquier precio.

John se fue cuando empezaron a hablar sobre como lidiaran con las reconstrucciones y reforestación. Además, podría ser descubierto por el estirado secretario. Cuando regresa a las cocinas ve al príncipe bajo el brazo del rey Peter, su majestad le consuela y John nunca se había sentido tan envidioso.

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora