Ámame ahora o no me ames nunca.

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– ¡No! –ruge con furia. 

James respira profundo y espera que Steven se tranquilice, pero ambos están bastante agitados, así que realmente se esfuerza en contar hasta el diez y no lanzarse contra la ventana.

–Steven, esto se está volviendo imposible.

–Tú estás haciendo que sea imposible.

– ¡No vas a esperar que este muerto de felicidad con lo que hiciste!

–James, sí queremos avanzar, necesitamos cambiar de hoja.

– ¡¿Y tengo que perdonarte solo porqué sí?!

– ¡Ya te ofrecí disculpas! ¿Qué más quieres que haga?

–No hay nada que puedas hacer para que yo recuperé la confianza en ti, mentiroso.

–Bien. Entonces no hay nada más que discutir.

– ¡No te vayas por la tangente!

– ¡No voy a hacer lo que tu madre dice!

– ¡Es por el bien de la corona!

– ¿Piensas someterme a mí también por el bien de tú maldita corona?

– ¡Retira lo que has dicho!

– ¡Oblígame!

Eran las discusiones de todos los días en el palacio de Kensington. Durante el desayuno cuando James interrumpía la paz de la mañana o durante la cena mientras Steven lo miraba como si estuviera listo para atacar. Era agotador y ambas partes ya estaban llegando al límite. 

Pero no todo es perdida, mientras el matrimonio se derrumbaba, la reina María finalmente tenía su mayor anhelo, deshacerse de Steven. Así que aprovecho las largas horas en la que James pasaba a su lado, acompañándole y siendo su soporte para inyectar en él lo necesario para desquiciarlo y finalmente terminar con aquello. 

Steven estaba al tanto y  por eso prefería mantenerse lo más alejado de James para no caer en la trampa de la señora. Pero su esposo parece empeñado en seguir las órdenes de su madre y Steven no es tonto, es lo bastante listo para saber cuando es momento de retirarse.

Ya ni siquiera contestaba los comentarios, dejó de ofrecer disculpas, deó de tratar de enmendar su error. Se refugió en todo el trabajo que tenía, se mantenía lejano y esperaba paciente poder conversar como adultos. Pero sí James no quería, no iba a obligarlo y aceptaba el final.

Lloraba, en las noches antes de dormir deseaba desesperadamente que James atravesara la puerta y lo besará, que le asegurará que lo hará pagar haberle ocultado aquella verdad y que vuelven a ser ellos. Se sentía verdaderamente asustado, temiendo que lo peor había llegado.

Escucha los pasos, utiliza la punta de sus dedos para limpiar las lágrimas y respira profundo. Un nuevo enfrentamiento se avecina y francamente ya está agotado. Sabe que la reina lleva las de ganar, pero desea que una vez más, James salga de su encanto.

Lo ve de pie en el marco de la puerta, con las cejas juntas y las manos dentro de los bolsillo. –Sé que la idea de un divorcio es impensable-

– ¡¿Divorcio?!

– ¿Y qué esperabas?

Que siguiera enojado un par de semanas más, que aquel amor desbordante que una vez los invadió ayudara a superar esa crisis, ¿y si no fue amor? Siente su garganta cerrarse, siente que las lágrimas caen si su permiso y se retira antes que James siga hablando. 

Palacio [STUCKY] [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora